Reflexión 7 de Marzo

Buenos días.
El escritor italiano del siglo XIX Nicolás Tommaseo, expresó una verdad que explica la raíz de la inmadurez que acompaña a tantas personas adultas; él dijo: “El hombre a quien el dolor no educó, siempre será un niño”.
Es propio de la naturaleza humana huir del dolor, del sufrimiento, siendo por otra parte algo común en el individuo y en el entorno social que lo rodea, pero el dolor madura a la persona cuando lo encara, lo acepta y lo asume.
Uno se pregunta cuál es el origen del dolor, del sufrimiento; encontrará diferentes respuestas, desde el mal sentir, pensar y hacer de las personas, desde el inadecuado cuidado que se le presta a la salud, así como otros tantos pecados personales, hasta los pecados que denominamos sociales, que llevan a las personas a prácticas nocivas y esclavizantes, aunque conlleven las lisonjas del placer y del aparente bienestar.
Habrá otros sufrimientos morales o físicos que se le escapa a la persona poder identificarlos o relacionarlos con algún origen o motivo concreto, pero siempre la llevará a esa madurez apuntada si es capaz de aceptarlo y asumirlo, para hacer de él instrumento de purificación y de salvación, que si se une a lo que el Señor Jesucristo vivió en su Pasión y Muerte, los méritos obtenidos para sí y para los demás serán inimaginables.
No sé cuál habrá sido tu actitud ante el dolor y el sufrimiento hasta aquí, pero siempre estaremos todos en condiciones de aprovechar esta oportunidad de reflexionar sobre esta cuestión y rectificar si ello fuera necesario.
En la vida de Fe no cabe nunca el sinsentido de las cosas, todo lo que acompaña a la persona tiene un origen, una razón, una solución y un camino a seguir, que para ser óptima pasará por el encuentro con el Señor Jesucristo y la fidelidad a su magisterio.
Sin duda, podemos concluir que el sufrimiento, el dolor, son medios y caminos de conversión, cuando se les aprovecha en esa madurez que en sí mismo procuran.
Recuerda que la oración es un medio para hacer el camino cuaresmal, por eso te pido que reces, al menos un Padrenuestro a nuestro Padre Dios, en favor de las intenciones y necesidades de todos los Hermanos que aquí volvemos a encontrarnos hoy en María, nuestra Madre y nuestra Guía.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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