Corpus Christi



Corpus Christi o solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, antes llamada Corpus Domini (Cuerpo del Señor), es una fiesta de la Iglesia católica destinada a celebrar la Eucaristía. Su principal finalidad es proclamar y aumentar la fe de los católicos en la presencia real de Jesucristo en el Santísimo Sacramento, dándole públicamente el culto de adoración (latría) que le es debido.
   La fiesta surgió en la Edad Media, cuando en 1208 la religiosa Juliana de Cornillon promueve la idea de celebrar una festividad en honor al Cuerpo y la Sangre de Cristo presente en la Eucaristía. Así se celebra por primera vez en 1246 en la Diócesis de Lieja (Bélgica).
   En el año 1263, mientras un sacerdote celebraba la misa en la iglesia de la localidad de Bolsena (Italia), al romper la Hostia consagrada brotó sangre, según la tradición. Este hecho muy difundido y celebrado, dio un impulso definitivo al establecimiento como fiesta litúrgica del Corpus Christi. Fue instituida el 8 de septiembre de 1264 por el Papa Urbano IV. En el Concilio de Vienne de 1311, Clemente V dará las normas para regular el cortejo procesional en el interior de los templos.
   Nicolás V en el año 1447, sale procesionalmente con la Hostia Santa por las calles de Roma.
   Las celebraciones del Corpus suelen incluir una procesión en la que el mismo Cuerpo de Cristo se exhibe en una custodia.
   En muchos lugares es una fiesta de especial relevancia.
   En el corazón de la celebración de la Eucaristía se encuentran el pan y el vino que, por las palabras de Cristo y por la invocación del Espíritu Santo, se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
   En la Antigua Alianza, el pan y el vino eran ofrecidos como sacrificio entre las primicias de la tierra en señal de reconocimiento al Creador. Reciben un nuevo significado en el Éxodo, conmemoran la salida apresurada y liberadora de Egipto. El recuerdo del maná del desierto sugerirá siempre a Israel que vive de la Palabra de Dios. Finalmente, el pan de cada día es el fruto de la Tierra Prometida, prenda de la fidelidad de Dios a sus promesas. Jesús instituyó su Eucaristía dando un sentido nuevo y definitivo a la bendición del pan y del cáliz.
   Los granos de trigo y de uva, machacados unos y prensados otros, sirven para hacer el pan que nos da fuerzas para trabajar y el vino que alegra nuestro corazón. Jesús también se vio a sí mismo como pan y vino. El grano de trigo cae en tierra y muere. El grano de uva es machacado y exprimido. Así es precisamente como llegan a ser fecundos. Eso es Jesús. Y a eso nos llama, a que nuestra vida sea pan y vino para los demás.
   El mundo tiene hambre y hay pan y vino para saciarlo, y nuestra misión es dar de comer, porque nosotros tenemos ese pan, un pan de vida eterna: Jesús.

La Santísima Trinidad

   El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Sólo Dios puede dárnoslo a conocer revelándose como Padre, Hijo y Espíritu Santo.
   Durante los primeros siglos, la Iglesia formula más explícitamente su fe trinitaria tanto para profundizar sobre la fe como para defenderla contra los errores que la deformaban. Esta fue la obra de los Concilios antiguos, ayudados por el trabajo teológico de los Padres de la Iglesia y sostenidos por el sentido de la fe del pueblo cristiano.
   EL DOGMA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD:
   1.- La Trinidad es una. No confesamos tres dioses sino un solo Dios en tres personas: "la Trinidad consubstancial". Las personas divinas no se reparten la única divinidad, sino que cada una de ellas es enteramente Dios.
   2.- Las personas divinas son realmente distintas entre sí. La unidad divina es Trina.
   3.- Las personas divinas son relativas unas a otras. La distinción real de las personas entre sí, porque no divide la unidad divina, reside únicamente en las relaciones que las refieren unas a otras. Sin embargo, cuando se habla de estas tres personas considerando las relaciones se cree en una sola naturaleza o substancia.
   Por la gracia del bautismo somos llamados a participar en la vida de la Bienaventurada Trinidad, aquí abajo en la oscuridad de la fe y, después de la muerte, en la luz eterna.
   La fe católica es ésta: que veneremos un Dios en la Trinidad y la Trinidad en la unidad, no confundiendo las personas, ni separando las substancias: una es la persona del Padre, otra la del Hijo, otra la del Espíritu Santo; pero una es la divinidad, igual la gloria, coeterna la majestad.
   Las personas divinas, inseparables en su ser, son también inseparables en su obrar. Pero en la única operación divina cada una manifiesta lo que le es propio en la Trinidad, sobre todo en las misiones divinas de la Encarnación del Hijo y del don del Espíritu Santo.
   Toda la vida cristiana es comunión con cada una de las personas divinas, sin separarlas de ningún modo. El que da gloria al Padre lo hace por el Hijo en el Espíritu Santo; el que sigue a Cristo, lo hace porque el Padre lo atrae y el Espíritu lo mueve.



Día de Pentecostés

El día de Pentecostés (al término de las siete semanas pascuales) la Pascua de Cristo se consuma con la efusión del Espíritu Santo que se manifiesta, da y comunica como Persona divina: desde su plenitud, Cristo, el Señor, derrama profusamente el Espíritu.
   En este día se revela plenamente la Santísima Trinidad. Desde ese día el reino anunciado por Cristo está abierto a todos los que creen en Él. Con su venida, que no cesa, el Espíritu Santo hace entrar al mundo en los "últimos tiempos", el tiempo de la Iglesia, el Reino ya heredado, pero todavía no consumado.
   Hay varios Pentecostés en la Biblia. Cronológicamente, el primero es el que leemos hoy en el evangelio ((Juan 20, 19-23). El Domingo de Resurrección, Jesús se hace presente a los discípulos, les saluda con la paz y sopla sobre ellos: "Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Y dicho esto exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo".
   El segundo es el que leemos en la 1ª lectura (Hechos 2, 1-11). Los miembros de la primera comunidad (los Doce, las mujeres que seguían a Jesús, María, su madre, y los hermanos de Jesús) quedan llenos del Viento de Dios, que les hace valerosos apóstoles, mensajeros de la Buena Noticia, continuadores de la obra de Jesús.
   Y el tercero aparece en Hechos 10, 44, cuando Pedro bautiza a los primeros paganos y "cayó sobre ellos el Espíritu Santo", como demostración de que el Espíritu no es propiedad de un pueblo elegido, sino para todo el mundo. Y de esto habla San Pablo en la 2ª lectura (1 Corintios 12, 3b-7.12-13). Es el Espíritu de Jesús lo que hace a la Iglesia un solo cuerpo: hay en ella diversidad de razas, de culturas, de funciones, de carismas, pero es un solo cuerpo, animado por el mismo Espíritu de Jesús.
El día de Pentecostés la Iglesia se manifiesta al mundo. El don del Espíritu inaugura un tiempo nuevo, el tiempo de la Iglesia, durante el cual Cristo manifiesta, hace presente y comunica su obra de Salvación mediante la Liturgia de la Iglesia. Durante este tiempo de la Iglesia, Cristo vive y actúa en su Iglesia y con ella ya de una manera nueva. Actúa por los sacramentos.
   Desde Pentecostés, la venida del Reino es obra del Espíritu del Señor "a fin de santificar todas las cosas llevando a plenitud su obra en el mundo".
   Podemos rezar el Himno al Espíritu Santo para pedir que venga su Reino:

                                   Ven, Espíritu divino,
                                   manda tu luz desde el Cielo.
                                   Padre amoroso del pobre;
                                   don, en tus dones espléndido;
                                   luz que penetra las almas;
                                   fuente del mayor consuelo.
                                   Ven dulce huésped del alma,
                                   descanso de nuestro esfuerzo,
                                   tregua en el duro trabajo,
                                   brisa en las horas de fuego,
                                   gozo que enjuga las lágrimas
                                   y reconforta en los duelos.
                                   Entra hasta el fondo del alma,
                                   divina luz, y enriquécenos.
                                   Mira el vacío del hombre
                                   si tú le faltas por dentro;
                                   mira el poder del pecado
                                   cuando no envías tu aliento.
                                   Riega la tierra en sequía,
                                   sana el corazón enfermo,
                                   lava las manchas, infunde
                                   calor de vida en el hielo,
                                   doma el Espíritu indómito,
                                   guía al que tuerce el sendero.
                                   Reparte tus siete dones
                                   según la fe de tus siervos.
                                   Por tu bondad y tu gracia
                                   dale al esfuerzo su mérito;
                                   salva al que busca salvarse
                                   y danos tu gozo eterno. Amen.

Nuestra Señora de Fátima


El 13 de mayo de 1917 ocurrió en Fátima (Portugal) un acontecimiento extraordinario: la Virgen María se apareció a tres pastorcitos: Lucía de diez años y sus primos Francisco y Jacinta, estos con nueve y siete años.
   Previamente, ocho meses antes, se les apareció el Ángel de la Paz y de Portugal. En este tiempo ofrecían sacrificios y oraban al Señor.
   En la aparición del 13 de mayo Nuestra Señora les pidió que rezasen el Rosario todos los días y que hicieran penitencia. Era el tiempo de la Primera Guerra Mundial.
   A partir de esa fecha, la Virgen se les aparecía todos los meses. Así el 13 de julio tuvieron una visión del infierno que les impresionó mucho y que según Lucía como le habían dicho que irían al cielo pudieron sobreponerse a esta experiencia porque fue tanto el sufrimiento visto que no lo habrían soportado de otra manera.
   El 17 de septiembre les pide la construcción de una capilla, esta petición la repite en el mes de octubre "Quiero que se construya una capilla en mi honor. Quiero que continúen rezando el Rosario todos los días. La guerra pronto terminará, y los soldados regresarán a sus hogares. Soy la Señora del Rosario".
   Ese mismo día se produjo el milagro del sol. El sol danzaba, la mayoría admitió ver el sol danzando y temblando. Otros juraron que vieron al sol girar como una rueda que se acercaba a la tierra como si fuera a quemarle con sus rayos. Algunos dijeron haber visto cambios de colores sucesivamente. Este fenómeno pudo contemplarse a varios kilómetros.
   Con posterioridad a 1917 la Virgen se le apareció a Lucía en diversas ocasiones. Así el 17 de junio de 1921 con ocasión de su despedida del lugar antes de ser enviada al pensionado de las Hermanas Doroteas de Oporto.
   Entre los años 1925 y 1932 acontecieron cinco apariciones. Las dos primeras relacionadas con la devoción al Corazón Inmaculado y la comunión reparadora de los primeros sábados. Las tres últimas se refieren a la consagración y conversión de Rusia.
   Jacinta y Francisco se fueron al Cielo poco después de las apariciones. Francisco el 4 de abril de 1919 y Jacinta el 20 de febrero de 1920. El 13 de mayo de 2000, Juan Pablo II los beatificó en Fátima. Lucía falleció el 13 de febrero de 2005.
   El apoyo de los Papas a estas apariciones presentan la anuencia de la Santa Sede respecto del carácter sobrenatural de lo ocurrido en Fátima.
   En la aparición del 13 de julio de 1917 la Virgen les comunicó un secreto dividido en tres partes que los niños guardaron celosamente.
   Las dos primeras partes del secreto son la visión del infierno, la Segunda Guerra Mundial, la profecía del futuro rol de Rusia y como prevenirlo para evitar la difusión de sus errores, las guerras que provocaría y las persecuciones. La tercera parte tenía que ser revelada en 1960 porque así lo quería la Santísima Virgen.
   Las peticiones realizadas por la Señora en relación a Rusia son las siguientes:
            1.- Consagración de Rusia a su Corazón Inmaculado, con el fin de evitar una guerra peor que la que estaba por terminar.
            2.- En 1939 al poco de ser elegido Pío XII como Papa estalló la Segunda Guerra Mundial pronosticada por Santa María.
   El 31 de octubre de 1942 en plena contienda el Santo Padre consagró el mundo al Inmaculado Corazón de María. Tal acto no se hizo en unión con todos los obispos del mundo (por las circunstancias de la guerra) y tampoco mencionó a Rusia en la consagración por la delicada situación. Esto motivó que no fuese válida tal consagración para cumplir lo mandado por el Cielo y así lo manifestó Lucía. Se repitió la consagración en otras ocasiones pero tampoco sirvieron por faltar la unión de todos los obispos a tal acto.
            3.- Desde el nombramiento de Juan Pablo II como Papa, el santo Padre tuvo en mente realizar la consagración al Inmaculado Corazón de María y compuso él mismo una oración a tal efecto. Sin embargo, debido al atentado que sufrió el 13 de mayo de 1981, no pudo estar presente en la ceremonia y transmitió su alocución grabada. Después pidió el sobre con la tercera parte del secreto que recibió el 18 de julio de 1981. Un año después del atentado viajó a Portugal para agradecer su protección a la Santísima Virgen y renovar la consagración al Inmaculado corazón de María.
            4.- Consagración de 1984, el 25 de marzo. Consecuencias: Sor Lucía en 1989, el 8 de noviembre escribió en una carta que esa consagración si cumplió lo que la Madre de Dios había pedido con consecuencias positivas en la delicada situación que atravesaba el mundo. La guerra fría estaba en un punto crítico. Después de la ruptura de las negociaciones sobre el control de las armas nucleares, dos de los líderes soviéticos de la línea dura fallecieron y fueron sucedidos por Gorbachov en 1985 que con su política aperturista de la perestroika inició cambios profundos e inesperados. Añadir la caída del muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989, la unión de las dos Alemanias y la desaparición del comunismo en la Unión Soviética.
                                              

                                               TERCERA PARTE DEL SECRETO
   Se publicó por Juan Pablo II el 26 de junio en el año 2000. Según el punto de vista del cardenal Ratzinger "No se ha de buscar en Fátima la satisfacción de nuestra curiosidad sino la exhortación a la oración como camino para la salvación de las almas y en el mismo sentido, la llamada a la penitencia y a la conversión". La palabra clave es el triple grito ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! La visión habla de los peligros y del camino para salvarse de los mismos.
   "En la visión podemos reconocer el siglo pasado como siglo de los sufrimientos y de las persecuciones contra la Iglesia, como el siglo de las guerras mundiales y de muchas guerras locales que han llenado toda su segunda mitad y han hecho experimentar nuevas formas de crueldad. En el espejo de esta visión vemos pasar a los testigos de la fe de decenios".
   La conclusión del secreto es una visión consoladora, que quiere hacer maleable por el poder salvador de Dios una historia de sangre y lágrimas. La sangre de los mártires se lleva a cabo de manera solidaria con la Pasión de Cristo y se convierte en una sola cosa con ella.
                                   ¿EXISTE UN CUARTO SECRETO DE FÁTIMA?
   Monseñor Alberto Cosme do Amaral, tercer obispo de Fátima afirma lo siguiente "Su contenido concierne solo a nuestra fe. Identificar el Tercer Secreto con anuncios catastróficos o con un holocausto nuclear es deformar el sentido del mensaje. La pérdida de fe de un continente es peor que la aniquilación de una nación; y es verdad que la fe está disminuyendo continuamente en Europa".
   Ratzinger "La exhortación a la oración como camino para la salvación de las almas, y en el mismo sentido, la llamada a la penitencia y a la conversión".
    "MI CORAZÓN INMACULADO TRIUNFARÁ" Esta afirmación nos debe alentar a continuar en la vida de fe aunque el momento no sea propicio.
   El corazón abierto a Dios, purificado por la contemplación de dios, es más fuerte que los fusiles y que cualquier tipo de arma (…) El maligno tiene poder en este mundo, lo vemos y lo experimentamos continuamente. Pero desde que Dios mismo tiene corazón humano y de ese modo ha dirigido la libertad del hombre hacia el bien, hacia Dios, la libertad hacia el mal ya no tiene la última palabra. Desde aquel momento cobran todo su valor las palabras de Jesús: padeceréis tribulaciones en el mundo, pero tened confianza; yo he vencido al mundo. El mensaje de Fátima nos invita a confiar en esta promesa (Benedicto XVI).
   Sor Lucía en la entrevista concedida el 8 de marzo de 1998 afirma: "Quien no está con el Papa no está con Dios; y quienquiera estar con Dios tiene que estar con el Papa".
   Quienes sostienen esta tesis precisan que en junio de 2000 se desveló el escrito lacrado con la descripción de la visión, pero faltarían por revelar las palabras que Nuestra Señora dijo a los pastorcitos de Fátima. El relato de las palabras de la Virgen versa sobre acontecimientos futuros terribles, especialmente sobre la crisis interna de la Iglesia y sobre enfrentamientos dentro de la misma.
   Benedicto XVI " La novedad que podemos descubrir hoy en este mensaje reside en el hecho de que los ataques al Papa y a la Iglesia no sólo vienen de fuera, sino que los sufrimientos de la Iglesia proceden precisamente de dentro de la Iglesia, del pecado que hay en la Iglesia".
   Existe en este siglo XXI un gran relativismo y crisis en la Iglesia. Hay una guerra del laicismo, es un grave peligro actual. Se han producido violentos y persistentes ataques a Benedicto XVI con ocasión de los casos de abusos sexuales que han cometido ciertos sacerdotes. Hoy como ayer lo que se busca es la destrucción de la religión, se quiere que desaparezca la Iglesia aunque sabemos por Jesucristo que nos prometió que nunca sería destruida.
   Podemos afirmar que estamos en una batalla sobrenatural, en una lucha más profunda que la meramente ideológica, en la lucha por la posesión de las almas, la que se da desde el principio entre Dios y el Maligno. Una batalla espiritual de San Miguel contra Satanás.
   Esta guerra al cristianismo no sería tan peligrosa si los cristianos la advirtiesen.
   Jesús es el único redentor del hombre y es contrario a la fe católica asegurar que la revelación de Jesucristo debe ser completada con las doctrinas de otras religiones como indican algunas ideologías relativistas. Los hombres sólo pueden ser salvados por Cristo y que la Iglesia es necesaria en orden a dicha salvación.
   Esta doctrina no se opone a la voluntad salvífica universal de Dios. La Iglesia considera las religiones del mundo con profundo respeto, pero aclara que no por ello se debe proclamar que todas son iguales.
   Actualmente hay una crisis dentro de la Iglesia. Hay un sufrimiento y falta de fe, la infidelidad se esparce cada vez más dentro de ella.
   Los escándalos han puesto al descubierto la profunda crisis en la Iglesia, sacudiendo la fe de los creyentes, y haciendo que la Iglesia pierda confianza y credibilidad. Se cuestiona el celibato de los sacerdotes.
   Debemos tener presente la fidelidad y el amor de Dios que con la poderosa mediación de la Virgen, está empeñado en salvar a sus hijos, pese al empeño del Maligno en hacerle fracasar. Para que se de ese triunfo veamos lo que nos pide y enseña Nuestra Señora:
   PETICIONES DE LA VIRGEN Y SUS EFECTOS:
            1.- Rezo del Rosario todos los días para la paz del mundo.
            2.- Sacrificios por los pecadores.
            3.- Para salvar a los pecadores devoción al Inmaculado Corazón de María.
            4.- Pedir que Rusia sea consagrada a su Inmaculado Corazón.
            5.- Primeros sábados de mes comunión en reparación por todos los pecados del mundo.
            6.- Si sus deseos se cumplen, Rusia se convertirá y habrá paz. "Al final mi Inmaculado Corazón triunfará".
            7.- El Santo Padre me consagrará Rusia, que se convertirá y el mundo disfrutará de un período de paz.
            8.- La fe en Portugal siempre será preservada.
            9.- Oración para después de cada misterio.
            10.- Petición de construir una capilla en honor de Nuestra Señora del Rosario.
 ACTUALIDAD DE FÁTIMA:
   En relación con la crisis en la Iglesia, el Papa Benedicto XVI profundizó en el significado del mensaje de Fátima en su peregrinación a este santuario  el 13 de mayo en 2010. Ya se ha comentado la pasión de la Iglesia por los ataques internos, al hablar de la tercera parte del secreto. Aquí en Fátima la Virgen pregunta: ¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que Él quiera mandaros, en acto de reparación por los pecados con los que Él es ofendido, y de súplica por la conversión de los pecadores?
   Si en Portugal el dogma de la fe se preservará siempre, claramente se puede deducir de esto que en otras partes de la Iglesia esos dogmas se están tornando oscuros o hasta se han perdido totalmente. (Padre Joaquín Alonso, archivista e historiador oficial en Fátima).



LA CONVERSIÓN DE RUSIA Y LA UNIDAD DE LA IGLESIA:
   Hasta el presente, los deseos de la Virgen no se han cumplido plenamente. Rusia repartió sus errores durante gran parte del siglo XX alrededor del mundo, y en lo que llevamos de siglo XXI todavía no se ha llegado a ese triunfo del Inmaculado Corazón de María y al período de paz que debe seguirle; a pesar de que la consagración que hizo Juan Pablo II tuvo algunos efectos palpables.
   Según Juan Pablo II la conversión de Rusia está ligada a la derrota del ateísmo. "La única solución para salvar al mundo de los peligros del ateísmo es la conversión de Rusia, según el mensaje de Fátima".
   Esta conversión está relacionada con la unidad de la Iglesia, especialmente por lo que se refiere a la Iglesia ortodoxa. Aunque humanamente esta deseada unidad no se vea inminente no hay que olvidar la acción del Espíritu Santo, que puede provocar la conversión de los corazones hacia la plena comunión.
   Las relaciones entre Roma y Moscú han mejorado desde que fue nombrado Pontífice Benedicto XVI y Kiril I como Patriarca de Moscú y de todas las Rusias.
   En esta especial relación entre Fátima y Rusia destacar la existencia de una parroquia católica de Tsarskoe Seló (Pushkin-San Petersburgo. Rusia) donde se venera el ícono de la Madre de Dios de Fátima con la leyenda "En ti la Unidad" realizado por un artista ruso que estudió con detalle durante años el espíritu de Fátima. La imagen es realmente la de Fátima pero con rasgos rusos. Existe una oración compuesta para pedir la unidad de la Iglesia, la conversión de Rusia y el triunfo del Corazón Inmaculado.
   Se puede concluir que el legado de Fátima insiste en el protagonismo de la Virgen en los tiempos actuales, haciendo depender la salvación de las almas de su intercesión poderosa y de que se le reconozca ese poder. Se afirma la importancia de rezar el Rosario,  la devoción eucarística, y  los actos de penitencia y conversión para evitar los castigos que amenazan a la humanidad.

La Ascensión

Jesucristo subió a los cielos, y está sentado a la derecha de Dios, padre todopoderoso.
   El carácter velado de la gloria del Resucitado durante este tiempo se transparenta en sus palabras a María Magdalena: "Todavía no he subido al Padre. Vete donde los hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios". Esto indica una diferencia de manifestación entre la gloria de Cristo resucitado y la de Cristo exaltado a la derecha del Padre. El acontecimiento a la vez histórico y trascendente de la Ascensión marca la transición de una a otra.
   Esta etapa está unida a la primera bajada del cielo realizada en la Encarnación. Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Dejada a sus fuerzas naturales, la humanidad no tiene acceso a la "Casa del Padre", a la vida y la felicidad de Dios. Sólo Cristo ha podido abrir este acceso al hombre, ha querido precedernos como cabeza nuestra para que nosotros, miembros de su Cuerpo, vivamos con la ardiente esperanza de seguirlo en su Reino.
   La elevación en la Cruz significa y anuncia la elevación en la Ascensión al cielo. Jesucristo penetró en el mismo cielo para presentarse ante el acatamiento de Dios a favor nuestro. En el cielo, Cristo ejerce permanentemente su sacerdocio. Como "Sumo Sacerdote de los bienes futuros" es el centro y oficiante principal de la liturgia que honra al Padre en los cielos.
   Cristo, desde entonces, está sentado a la derecha del Padre: " Por derecha del Padre entendemos la gloria y el honor de la divinidad, donde el que existía como Hijo de Dios antes de todos los siglos, como Dios y consubstancial al Padre, está sentado corporalmente después de que se encarnó y de que su carne fue glorificada" ( San Juan Damasceno).
   Sentarse a la derecha del Padre significa la inauguración del reino del Mesías. A partir de este momento, los apóstoles se convirtieron en los testigos del " Reino que no tendrá fin".
   La Ascensión de Jesucristo marca la entrada definitiva de la humanidad de Jesús en el dominio celestial de Dios de donde ha de volver, aunque mientras tanto lo esconde a los ojos de los hombres.
    Jesucristo, cabeza de la Iglesia, nos precede en el Reino glorioso del Padre para que nosotros, miembros de su cuerpo, vivamos en la esperanza de estar un día con Él eternamente.
   Jesucristo, habiendo entrado una vez por todas en el santuario del cielo, intercede sin cesar por nosotros como el mediador que nos asegura permanentemente la efusión del Espíritu Santo.