Reflexión 18 de Marzo

Buenos días.
En la Víspera de la Solemnidad de San José y habiendo terminado recientemente el Año dedicado a su memoria, es bueno que hoy lo dediquemos a preparar su Celebración de mañana.
Podría ayudarnos el considerar su lugar y papel en la Sagrada Familia, pues además de las consideraciones que se puedan hacer, tenemos su testimonio de vida que nos puede ayudar mucho, por una parte, e interpelar también, por otra.
En el ambiente cuaresmal en el que nos encontramos y buscando la luz que ilumine la propia vida, podemos fijarnos en su fidelidad en todas las direcciones de su vida que podamos considerar.
Nuestra vida en fidelidad, ¿responde a las exigencias del evangelio, que San José vivió en toda su intensidad?
¿Qué puedes o debes hacer para perfeccionar tu fidelidad según el estado de vida propio?
También podemos fijarnos en su faceta de cabeza de la Sagrada Familia; su cuidado hacia su Esposa María y su Hijo Jesús, así como el cumplimento de todas las obligaciones inherentes.
Toda persona, tenga el estado de vida que tenga, siempre tiene a alguien por quien mirar y a quien cuidar, pues en ese aspecto también se podrá revisar la propia actitud y el comportamiento que se derive de esa actitud.
Por supuesto que hay otras muchas facetas en la vida de San José que pueden iluminar la propia vida, pero dejemos aquí para poder encontrar los puntos que podemos necesitar seguir cultivando, potenciando o que exijan un esfuerzo de conversión que no se debería dejar pasar por alto.
Que San José nos alcance cuantas gracias necesite cada uno para proseguir esta Cuaresma en el compromiso serio de vivir vueltos a Dios, pues como anuncia el Profeta Jeremías: “Esto dice el Señor: Maldito quien confía en el hombre, y busca el apoyo de las criaturas, apartando su corazón del Señor. Será como cardo en la estepa, que nunca recibe la lluvia; habitará en un árido desierto, tierra salobre e inhóspita.
Bendito quien confía en el Señor y pone en el Señor su confianza. Será un árbol plantado junto al agua, que alarga a la corriente sus raíces; no teme la llegada del estío, su follaje siempre está verde; en año de sequía no se inquieta, ni dejará por eso de dar fruto”.
Y agrega a continuación algo que merece pensar y verlo con reflexión profunda: “Nada hay más falso y enfermo que el corazón: ¿quién lo conoce? Yo, el Señor, examino el corazón, sondeo el corazón de los hombres para pagar a cada cual su conducta según el fruto de sus acciones”. (Jer 17,5-10).
Aquí lo dejo, sin antes pediros la oración de cada día por las intenciones y necesidades de los Hermanos, aquí congregados en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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