Reflexión 3 de Marzo

Buenos días.
La Palabra de Dios nos ofrece hoy un testimonio de Jesús que ilumina y ayuda a darse cuenta lo que supone ser cristiano.
El Señor no impone nada, pero sí indica lo que se necesita hacer.
“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día.
Entonces decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se arruina a sí mismo?” (Lc 9,22-25).
A veces en la vida se carece de seriedad en los comportamientos, porque se llegan a relativizar tanto las cosas que se consigue perder su sentido verdadero, con lo que viene a resultar que, como se dice, da lo mismo una cosa que otra, siendo esto el origen de tanto desorden que encontramos en sí mismo y alrededor de uno.
Cristo nos enseña que las situaciones, los comportamientos, las cosas, son las que son y como son, que no hay ‘medias tintas’ que admitan cualquier cosa en los diferentes momentos de la vida, ni en las decisiones que se tengan que ir tomando.
La autenticidad es no vivir conforme según el propio parecer, deseo o capricho, sino conforme a las leyes establecidas que han de emanar de la Ley de Dios.
La conciencia de la persona sabe bien lo que es admisible o no. Por ejemplo: diga quien diga lo que quiera, matar es malo, por lo que el aborto o la eutanasia, que son muerte, serán siempre condenables.
Vamos a mirar al horizonte del Triduo Pascual y reflexionemos sobre esa primera condición que pone el Señor Jesús para seguirle: ‘negarse a sí mismo’.
¿Has aprendido a negarte a ti mismo? Porque lo que es cierto, es que no nada fácil.
Las intenciones y necesidades de los Hermanos necesitan tu oración; de ella esperan la Gracia de Dios, en tanto nos volvemos a encontrar en María, nuestra Madre y nuestra Guía.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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