Reflexión 31 de Marzo

Buenos días en el Miércoles Santo.
En este Año de San José, también este miércoles, víspera del comienzo del Triduo Pascual, lo hemos de tener en cuenta, aunque solo sea para pedirle su ayuda, su compañía y poder vivir los acontecimientos de estos días, con la profundidad que corresponde y exige el Bautismo recibido.
Hoy la perícopa del Evangelio que se proclama en la Santa Misa es muy elocuente. San Mateo relata en el capítulo 26 el contrato de Judas Iscariote con los sumos sacerdotes para entregarle a Jesús.
Así dice el texto: “En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue donde los sumos sacerdotes, y les dijo: ¿Qué queréis darme, y yo os lo entregaré? Ellos le asignaron treinta monedas de plata. Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregarle”.
Sin duda este momento que describe el evangelio no pudo ser en absoluto espontaneo, lo que sugiere que es fruto de una relación que Judas tenía ya con ellos de algún tiempo atrás.
Las personas no suelen cuidar mucho sus relaciones humanas, que las dejan guiar por mil embelecos y que, tantas veces, se verán enredados en situaciones malas y nada queridas, pero este es el resultado de un defecto muy común, cual es la frivolidad.
El relato continua más adelante con una imagen que os transcribo del mismo capítulo 26 del evangelio de San Mateo: “Al atardecer, se puso a la mesa con los Doce. Y mientras comían, dijo: Yo os aseguro que uno de vosotros me entregará. Muy entristecidos, se pusieron a decirle uno por uno: ¿Acaso soy yo, Señor?. Él respondió: El que ha mojado conmigo la mano en el plato, ése me entregará. El Hijo del hombre se va, como está escrito de Él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido! Entonces preguntó Judas, el que iba a entregarle: ¿Soy yo acaso, Rabbí? Dícele: Sí, tú lo has dicho”.
Duras palabras del Señor: “¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber nacido!”.
No creo que sean necesarios más comentarios.
No dejes que la vorágine de estos días, tan singulares por razón de la pandemia, te aparten de lo que vivió y experimentó el Señor Jesucristo por el gran Amor que nos tuvo y tiene, hasta morir en la Cruz.
A Él, con mucha confianza, también hoy te pido que reces y le pidas por todas las necesidades de los Hermanos que aquí nos encontramos en María, su Madre Amantísima. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es