Reflexión 23 de Marzo

Buenos días.
Veíamos ayer que en el 5º Mandamiento de la Ley de Dios había tres pecados particularmente contra la vida espiritual: Escándalo, Maldición, Insulto.
Detengámonos en el ESCÁNDALO, que es todo lo dicho o hecho que incita al prójimo al pecado, aunque sea involuntario.
El escándalo es para el alma del prójimo lo que el homicidio es para el cuerpo; siendo un pecado gravísimo tanto por el daño inmediato que causa al prójimo, como por el que hace a su propia alma que la priva de la vida de la Gracia, con las tristes consecuencias a que da origen, según el Señor Jesucristo anuncia en Mt. 18,6-7  “Al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgasen una piedra de molino al cuello y lo arrojasen al fondo del mar. ¡Ay del mundo por los escándalos! Es inevitable que sucedan escándalos, ¡pero ay del hombre por el que viene el escándalo!”. También en Mc 9,42; Lc 17,1-2.
San Juan Crisóstomo dice: “Dios es paciente con ciertos pecados aun gravísimos, pero nunca con el escándalo, por lo horrible que es a sus ojos”.
Ante la pregunta de ¿cómo se peca de escándalo? Digamos que la responsabilidad adicional de este pecado gravísimo se centra en que no depende de la conciencia del escandalizador, sino de la del escandalizado.
Por esto, un vestido poco decente, una palabra obscena o inoportuna, un acto inmoral, una enseñanza o consejo amoral, una provocación, una comida, una omisión, etc., pueden ser motivos de escán­dalo para los otros, aunque puedan parecer buenos y puros para uno mismo. 
Los medios de comunicación social (prensa, libros, radio, televisión, etc.), así como espectáculos, Legisladores, Educadores, Gobernantes, Responsables de la moral pública, deberían meditar con frecuencia sobre este pecado del Quinto Mandamiento: No escandalizar.
Y sobre este pensamiento que les deja el Patrono de los Moralistas de la Iglesia Católica, San Alfonso María de Ligorio: “El infierno fue creado para castigar el pecado de escándalo”.
Ya, reza con mucha Fe al Señor Jesucristo, para que venga en auxilio de todas las necesidades de los Hermanos que elevan su corazón a Dios para ser socorridos. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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