Reflexión 14 de Marzo

Buenos días en el Día del Señor.
Último domingo del ejercicio de los Siete Domingos de San José, ya que el próximo viernes celebraremos su Solemnidad, día muy especial para honrarle en la Gloria de su Hijo Jesucristo y de su Santísima Esposa.
Ese día se podrá ganar la Indulgencia Plenaria, tal como determinó la Santa Iglesia en la convocatoria del Año de San José.
Hoy es un día propicio, como ya hemos dicho más veces, para la reflexión sosegada y con más alcance, ya que normalmente se está fuera de la vorágine de cada día.
Por esta razón quisiera proponeros un repaso por los Mandamientos de la Ley de Dios, que es la referencia clara para poder gobernarse en el Amor de Dios, haciendo que la propia vida sea del constante agrado de Dios.
Cierto es que no hay espacio para repasar, ni tan siquiera enunciar, los Diez Mandamientos, pero sí podremos ir repasando cada uno a lo largo de los días.
Indudablemente, los tres primeros mandamientos dedicados a los deberes que tenemos para con el Señor Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo, son los más importantes, pues de la dedicación y el amor que se preste a vivirlos y cumplirlos, se derivará el éxito en la observancia de los siete restantes.
Fijémonos hoy en el 2º Mandamiento: “No tomarás el nombre de Dios en vano”.
Por este Mandamiento el cristiano expresa su respeto sumo al NOMBRE DE DIOS y todo lo que este contiene y significa.
La Sagrada Escritura enseña el profundo respeto con que se debe invocar el Nombre del Señor; en todo momento invita a reverenciar­le, temerle y glorificarle.
En los Salmos es continuo el uso de expresiones tales como:
“Alabad el Nombre del Señor”
“Bendecid el Nombre del Señor ahora y por siempre”... 
El cristiano debe honrar este Santo Nombre, invocándole con tanta reverencia como el pueblo hebreo, aunque con más cercanía y amor gracias al Señor Jesucristo.
El Nombre de Dios se honra principalmente en los actos de ‘juramento’ y/o ‘voto’, en cambio, el acto que más injuria el Nombre de Dios es la ‘blasfemia’.
Por tanto, los pecados contra el Segundo Mandamiento se derivan de las faltas cometidas en los tres actos citados: El Juramento, El Voto y La Blasfemia.
Tampoco se deben obviar muchas palabras ociosas que se emplean en las conversaciones, en las que se meten el ‘Nombre de Dios’ sin ningún sentido, ni sin respeto, ni sin veneración, incurriendo así en faltas de diferente tipo contra este Segundo Mandamiento.
Valga esta aproximación para suscitar la reflexión y las conclusiones que se ofrezcan, quedando claro que su desarrollo es mucho más amplio y rico en detalles.
Reza ya sin demora al Señor Resucitado, en beneficio de todas las necesidades de los Hermanos que volvemos a encontrarnos aquí en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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