Reflexión 4 de Marzo

Buenos días
“Venga a nosotros tu Reino”, decimos en la segunda petición del Padrenuestro.
Esta petición es difícil resumirla en el espacio reducido que disponemos, pero sí es importante exponer alguna pincelada que nos ayude a comprender bien lo que se está pidiendo.
Del Reino de Dios habla reiteradamente el Señor Jesús en el evangelio, pero conviene previamente decir que más que Reino debíamos decir Reinado, pues se expresa aquella situación en la que Dios ejerce efectivamente su reinado, su dominio del mundo.
El deseo que expresa esta segunda petición del Padrenuestro, es que llegue plena y definitivamente el estado de cosas en el que Dios reina plenamente y su Plan de Salvación sobre la humanidad se realize perfectamente.
Se puede decir que el núcleo de la predicación de Jesús es precisamente la ‘venida del Reino’; dice en Mc 1,15: “Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio”.
El Señor asegura que su misión es el anuncio del Reino, como lo expresa en Lc 4,43: “Él les dijo: Es necesario que proclame el reino de Dios también a las otras ciudades, pues para esto he sido enviado”
Jesús no dará una definición clara y precisa del Reino de Dios, pero lo describe maravillosamente a través de las parábolas: dice que es como el tesoro oculto en un campo, por el que vale la pena venderlo todo; también dirá que se parece a la perla de gran valor, por la que vale la pena desprenderse de todo lo demás para adquirirla.
El Reino de Dios es a la vez una realidad, presente y futura, por un lado, el Señor decía que “El Reino de Dios está dentro de vosotros” (Lc 17,21), pero al mismo tiempo, es un proceso de crecimiento que como con la semilla una vez sembrada, germina y crece; o como con el grano de mostaza, la más pequeña de las semillas que sembrada va creciendo y se convierte en mayor que todas las hortalizas, también pasa con la levadura, que metida dentro de la harina la hace fermentar.
El Reino ya está aquí, pero todavía no ha llegado a su plenitud, ha sido sembrado en la tierra y tiene que ir creciendo. Sus comienzos son humildes, casi insignificantes pero está destinado a tener un alcance universal.
Quien hace esta segunda petición del Padrenuestro manifiesta su deseo de que llegue el Reino de Dios, y esto implica el compromiso de vivir de acuerdo con los valores del Reino. Está diciendo que también él hará una opción por la paz y la justicia, desechando de su vida la violencia y el egoísmo.
Si el Reino que pide es el del Padre, está diciendo que quiere vivir como hijo, confiado en el Amor de su Padre. También quiere decir que quiere vivir como hermano de todos, amando con el mismo amor de Dios.
Quien pide la venida del Reino, ha de tener como referencia fundamental de su vida “Las Bienaventuranzas”, que sabéis es síntesis programática del Reino: “Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos” (Mt 5,3).
En definitiva ha de tomar a Jesús como modelo a seguir, pues es el único que ha vivido como ciudadano del Reino con todas las consecuencias.
Concluyo diciendo que este Reino que pedimos, Cristo nos lo presenta como una búsqueda muy importante, por no decir la principal, la exclusiva: “Sobre todo buscad el Reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura” (Mt 6,33), lo que exige un esfuerzo de CONVERSION, que comporta el cambio radical, profundo, desde dentro de sí mismo, como preparación para entrar en el Reino
El cristiano vive en un mundo donde sigue estando presente el mal en todas sus formas, razón por la que hay que orar intensamente por la venida del Reino, al tiempo que vivir teniendo a Dios como el verdadero Rey.
Os invito a la reflexión, también hoy intensa, para poder ser conscientes, lo más posible, de lo que es y supone para todos esta segunda petición del Padrenuestro.
Igualmente os pido ya que recéis por todas las necesidades de los Hermanos, que aquí nos volvemos a encontrar en María, nuestras Madre y nuestra Gu�