Reflexión 30 de Marzo

Buenos días en el Martes Santo.
Quizás estos días nos pueden ofrecer un poco de tiempo para repasar actitudes y comportamientos generalizados en la vida ordinaria de las personas.
Hay una actitud y su correspondiente comportamiento, que suele ser muy común en nuestra sociedad: la IMPUNTUALIDAD.
Esta cuasi costumbre habla mucho de la calidad de la persona, de su sentido del respeto a los demás y del exceso de su ego: egoísmo y egocentrismo; también del desorden en su vida personal.
Se puede argumentar que en la sociedad que se vive y toda su complejidad, hace que no se pueda mantener esta virtud tan deseada de la PUNTUALIDAD, pero no vale, ya que la persona ha de ser dueña de su vida y de sus actos, pues cuando no lo es, aparece la realidad del desorden apuntado.
Esta virtud, como el resto, se ha de generar en el ‘yo interior’, pues ya enseña el Señor Jesucristo que en lo íntimo de la persona se encuentra la verdad de sí misma, emanando de ahí lo bueno y lo malo, lo puro e impuro que vive y transmite, por más que lo quiera e intente disimular.
Dice Jesús: “Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro” (Mc7,21-23).
Hay que luchar para que estos comportamientos, que son como una especie de ‘moneda de cambio’ en el desenvolvimiento de la convivencia humana, sean superados por comportamientos serios y moralmente íntegros.
Mirando a ese Señor Jesús que ya envía señales a sus apóstoles de lo que se le viene encima: su pasión y muerte, te pido le reces en favor de las necesidades, materiales y espirituales, de todos los Hermanos que aquí nos volvemos a encontrar en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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