Reflexión 8 de Enero

Buenos días.
Sería muy interesante que hoy miráramos a nuestro propio Bautismo, como preparación a la FIESTA DEL BAUTISMO DE JESÚS, que celebraremos el próximo domingo día 10 y con la que acabará este Tiempo de la Navidad.
Cada uno ha sido Bautizado en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, mediante el cual fue incorporado al Cuerpo Místico, a la Iglesia, cuya cabeza es Cristo.
Es más que importante tener muy viva la conciencia de haber sido Bautizado, pues es lo que nos hizo ‘hijo de Dios’ y miembro de su Iglesia.
Resulta muy lastimoso que encontremos católicos que no tienen vivo el sentido de pertenencia, pues no es para ellos determinante el ser católicos y así, se muestran relativistas cuando se les demanda un comportamiento acorde con lo que prometieron en el Bautismo.
Por más que se diga o se quiera hacer valer, no es lo mismo en el orden de la FE ser católico que no serlo, estar bautizado que no estarlo, pues en ello va sencillamente el ser o no ser discípulo de Cristo, con todo lo que supone, tanto para el estilo de vida que se debe mantener aquí en la jornada terrenal, como lo que supondrá en el recorrido de los Novísimos, que como sabéis son: Muerte, Juicio, Cielo e Infierno.
Concluyo recordándote las Promesas que hiciste en tu Bautismo, que, por cierto, ayuda mucho renovarlas con frecuencia para mantener el espíritu en la vigilancia que el Señor Jesucristo nos pide reiteradamente: “Velad, velad y orad”; en el Bautismo prometimos así: ‘Renuncio a Satanás, a sus seducciones, a sus pompas y a sus obras, y prometo seguir siempre y fielmente a Jesucristo’.
Ahora ya te pido que no dejes de rezar, aunque sea una breve oración al Niño Dios, con Fe y Esperanza, por las necesidades de cada uno de los Hermanos que aquí nos encontramos. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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