Reflexión 14 de Enero

Dios, Padre nuestro: ¡Hágase tu Voluntad en la tierra como en el Cielo!
Buenos días.
Cierto es que según las circunstancias en las que se está viviendo, así la persona se le presenta su estado de ánimo.
Pero lo cierto es que la inteligencia y la memoria han de ayudar a la persona a no dejarse arrastrar por ningún estado de ánimo, sea negativo o positivo, que esté fuera de lugar.
Una de las cosas que más le cuesta al hombre es SER REALISTA, SER OBJETIVO, ver las cosas tal cuales son, porque es muy proclive a que los sentimientos y las pasiones cuenten y mucho a la hora de valorar las cosas, los pensamientos y los comportamientos de los otros.
Cuántas veces se está viendo y comprobando un comportamiento anómalo en otra persona que no se quiere llegar a ver, que uno se resiste tan siquiera a reconocerlo, porque se quieren lograr otros intereses no convenientes.
Esto no quiere decir, que en lo que es propio de la convivencia humana no se deban tener relaciones interpersonales con toda clase de personas, por las diferentes razones del vivir y convivir humano: relaciones familiares, laborales, sociales, de amistad o de cualquier otro tipo, pero lo que sí ha de tenerse en cuenta son unos cuantos presupuestos.
La persona debe ser REALISTA, de forma que vea y compruebe lo que tiene delante, en todos los sentidos.
Nunca debe permitir que ningún interés o pasión personal, de cualquier tipo, le haga ceder en ningún aspecto que no sea el correcto.
Se ha de dejar a la CONCIENCIA, que se la supone recta y bien formada, que hable y pueda alertar de lo que se puede aceptar o a lo que no se puede transigir.
Y así, en la actividad propia de la INTELIGENCIA, auxiliada por la MEMORIA, se conseguirán los actos de la VOLUNTAD necesarios para aceptar el bien y rechazar el mal.
Sin realismo nunca se podrá vivir en la VERDAD, aunque después haya que trabajar cuanto corresponda para poder ir haciendo paso a paso, día a día, ese camino que todos deseamos en verdad, cual es seguir el Consejo Evangélico: “Sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto” (Mt 5,48).
Todo lo dicho, es y será siempre importante en la vida de las personas, pero en unos momentos como los actuales, tan complejos, que se van complicando más y más, si no se opta por estos caminos mal irá, porque aunque el hombre no lo quiera reconocer, sus posibilidades para resolver los problemas, cuando llegan a ciertos niveles, son no solo limitadas, sino extraordinariamente difíciles de remontar.
Pero para que esto se quiera aceptar, hay que reconocer la existencia del PECADO, nada lejano de uno mismo, y la necesidad de la CONVERSIÓN A DIOS.
Mira con Amor a los Hermanos que nos reunimos aquí cada día, en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía, y pídela, con la confianza que se le habla a una Madre, que interceda para la mejor solución de todos los problemas, materiales o espirituales, de ellos. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es