Reflexión 6 de Enero

Buenos días en la EPIFANIA DEL SEÑOR.
Estamos Celebrando uno de los aspectos más significativo de la NATIVIDAD DEL SEÑOR JESÚS: SU EPIFANÍA.
En este día, después de que los Ángeles anunciaran a los Pastores el Nacimiento del Salvador y éstos fueran a verlo como les dijeran, después que acudieran las gentes del pueblo, de todo tipo y de toda condición, llegaron también para ADORAR AL NIÑO unos Magos de Oriente, que nos relata el evangelio de San Mateo, capítulo 2.
HOY, Jesús se manifestó a los Gentiles, pues aunque había venido a buscar a “las ovejas descarriadas de Israel”, su MISIÓN llegaría hasta los confines del mundo, por ello es por lo que el Espíritu impulsa a estos Magos de Oriente a que sigan la Estrella que les llevaría hasta los pies del Niño.
HOY, además de ADORAR al Niño Jesús con todo nuestro ser: Alma, Vida y Corazón, deberíamos considerar lo que este Niño Dios ESPERA de cada uno de nosotros: COLABORAR en la extensión de SU REINO hasta los confines de la Tierra, aunque en la realidad humana no podamos llegar más allá de donde pueda la influencia de cada cual y por todos los medios que se tengan al alcance de la mano.
Nuestra FE, la Fe Católica, es dinámica, no admite ninguna resistencia que le evite extenderse a todas las personas y llenarlas de lo más grande que tiene: el AMOR DE DIOS.
Será muy importante para hacer realidad todo esto que decimos, el imitar a María, su actitud, su compostura en el Portal de Belén, que San Lucas lo describe maravillosamente, dice: “María, por su parte, CONSERVABA todas estas cosas, MEDITÁNDOLAS EN SU CORAZÓN” (Lc 2,19).
Veamos en este día hermoso de la EPIFANIA DE JESÚS, si realmente sabemos cada uno lo que es en verdad ADORAR, pues al fin es la gran tarea que nos espera en el Cielo cuando lleguemos allí, por ello, comencemos ya a ejercitarnos ante Dios, Uno y Trino.
Y ante el Pesebre de Belén reza hoy al Divino Niño, que venga en favor de todas las necesidades materiales, físicas y espirituales de los Hermanos, que nos encontramos aquí cada día. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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