Reflexión 24 de Julio

Buenos días
Hoy, viernes, como sabéis es el día penitencial de la semana, presidido por la Pasión y Muerte del Señor Jesucristo en la Cruz.
Por ello os ofrezco otro de los Himnos litúrgicos de la Hora de Vísperas, que os puede ayudar para la oración y meditación personal.
“No sé de dónde brota la tristeza que tengo.
Mi dolor se arrodilla, como el tronco de un sauce, sobre el agua del tiempo, por donde voy y vengo, casi fuera de madre, derramado en el cauce.
Lo mejor de mi vida es el dolor.
Tú sabes cómo soy; tú levantas esta carne que es mía; tú, ésta luz que sonrosa las alas de las aves; tú, esta noble tristeza que llaman alegría.
Tú me diste la gracia para vivir contigo; tú me diste las nubes como el amor humano; y, al principio del tiempo, tú me ofreciste el trigo, con la primera alondra que nació de tu mano.
Con el último rezo de un niño que se duerme y, con la voz nublada de sueño y de pureza, se vuelve hacia el silencio, yo quisiera volverme hacia ti, y en tus manos desmayar mi cabeza.”
Hemos de insistir en la necesidad de que las personas se conviertan, se vuelvan a Dios, para suplicarle, no solo el fin de la pandemia, sino todas las gracias necesarias que saquen a nuestra sociedad de todas las carencias y penurias que se están ya manifestando poco a poco, cada vez más.
Sin duda que la mejor forma de alcanzar la gracia y misericordia de Dios es buscar la intercesión de la Virgen Santísima, con el rezo del Santo Rosario.
Y también con la ‘reforma de vida’, pues al fin toda CONVERSIÓN comienza con la exigencia de abandonar el pecado y vivir en la virtud.
Ayudar a cuantos podáis a que comprendan esta necesidad de volverse a Dios y suplicar su Misericordia.
Cada día te pido que reces alguna oración por las necesidades de los Hermanos; hazlo hoy a María, nuestras Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid – España
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