Reflexión 20 de Julio

Buenos días
Continúa avanzando el verano, que aunque sea también como el resto del año que hemos vivido, un tanto atípico, ofrece espacios de descanso y momentos para la relajación y la reflexión interior.
Muchas personas han aprovechado este tiempo para hacer Ejercicios Espirituales, esa práctica religiosa y espiritual que la Iglesia recomienda a los católicos para ir renovando el espíritu y progresar en el camino de la santidad, o si os suena mejor, en el camino de la perfección cristiana.
Aunque este año,  repito, las cosas están siendo diferentes y muchas de las tandas de Ejercicios Espirituales que en veranos anteriores se organizaban, este año no se celebrarán, siempre se puede tener la oportunidad de buscar individualmente un tiempo para dedicarlo a hacer esos ‘ejercicios’ del espíritu.
No resultaría difícil encontrar, además del tiempo de tres o cuatro días en un ambiente tranquilo, la materia para la oración y la reflexión.
Estos días, en la medida de lo más posible, tendrían que estar dedicados nada más que al encuentro consigo mismo y con Dios, porque aunque creamos que lo relacionado con uno mismo lo tenemos resuelto y además ‘rueda bien’, lo más seguro es que nos equivoquemos, pues en razón de egoísmos, conveniencias y otras múltiples circunstancias, puede haber desajustes serios, porque haya en los pensamientos, sentimientos, actuaciones o actitudes contrarias, bien al querer de Dios, bien a la moral o a los mandamientos.
Y en cuanto al encuentro con Dios, se corre el peligro de haber adaptado a la propia persona y a su pensamiento, un dios que no es el Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo.
Todo este movimiento, a la luz del evangelio y de las enseñanzas de la Iglesia (Catecismo de la Iglesia Católica), es el que hay que conseguir en los días de Ejercicios Espirituales, para reordenar la conciencia y el corazón.
Si contamos con un ambiente sereno, de silencio, que posibilite la oración, todo es posible, y además con resultados muy positivos.
Por otra parte, no debemos olvidar que estamos en momentos de la historia muy delicados, azotados por una pandemia que no pocas veces tiene imágenes de algo apocalíptico, algo que no parece que se vaya a poder controlar y superar, por lo que se necesitan personas perfectamente conscientes de la realidad y viviendo vueltos a Dios en camino seguro de CONVERSIÓN A DIOS, rogando y suplicando PERDÓN Y MISERICORDIA para este mundo de errores y pecados.
Todo mi ánimo a los que aún no hayáis podido hacer nada en este sentido, intentéis hacer esos días de Retiro o Ejercicios Espirituales; por mi parte, como en años anteriores, en la primera quincena de agosto los haré si Dios quiere, que ya os avisaré porque como recordaréis esos días hacen silencio también estas meditaciones diarias.
Persuadidos de la necesidad que tenemos de la oración del Hermano, te pido que reces hoy también a María, nuestra Madre y nuestra Guía, por esas intenciones, y si pudieras ofrecerla el rezo del Santo Rosario, por la conversión de cuantos viven alejados de Dios y no obrando el bien, sería una gran obra espiritual; inténtalo. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es