Reflexión 19 de Julio

Buenos días en el DIA DEL SEÑOR.
Es muy oportuna y sugerente la segunda lectura de la Santa Misa de este Domingo XVI del Tiempo Ordinario del ciclo A.
San Pablo le dice a los cristianos de Roma: “El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables” (Rom 8,26).
La importancia del Espíritu Santo en la vida de los Católicos es muy grande, tanto que el Señor Jesucristo nos dejó en sus manos cuando entregó su Vida en la Cruz.
En la Última Cena dice a los Discípulos: “Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. (Jn 16,12-13).
El Espíritu Santo nos GUÏA HASTA LA VERDAD y nos COMUNICA lo que está por venir. Esto quiere decir que hemos de saber convivir con el Santo Espíritu, que hemos de invocarle cada día para que abierto cada uno a Él, podamos dejarnos llevar por sus mociones e inspiraciones.
Y siguiendo la enseñanza de San Pablo, confiarle todas las preocupaciones, necesidades, etc., para que ‘interceda por nosotros con gemidos inefables’.
No es tan difícil coger el hábito de invocar cada mañana su ayuda con cualquiera de las oraciones que existen, o el Himno litúrgico que alguna vez ya puse aquí; lo que importa es poder abrirse a su AMOR y confiar continuamente en que no nos faltará su LUZ, junto con sus Dones y Frutos, que nos fortalecen en la medida de las propias necesidades y el esfuerzo que cada uno haga por mantener su presencia en la vida propia.
Una forma sencilla para invocarle cada mañana puede ser: “Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu Amor; envía tu Espíritu y todo será creado, y renovarás la faz de la tierra. (Se puede dejar la oración aquí o continuarla).
Oh, Dios, que aleccionaste los corazones de tus fieles con la ciencia del Espíritu Santo, haz que guiados por este mismo Espíritu saboreemos las dulzuras del bien y gocemos siempre de sus divinos consuelos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén”.
Son bastantes las razones por las que si se quiere tener una vida en Dios de una forma seria, real y fructífera, se ha de mantener muy vivo y presente al Espíritu Santo en el devenir de la propia vida. Sin Él no se puede vivir en la SABIDURÍA DE DIOS.
Ojalá que hoy cada uno haga un movimiento para el mayor y mejor acercamiento al Espíritu Santo, de forma que sepamos acogerle como el ‘Dulce huésped del alma’ que es.
A Él te pido que le reces hoy, pidiéndole que acoja con su Gracia y con su Luz todas las necesidades de los Hermanos. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid – España
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