Reflexión 23 de Julio

Buenos días
Cuando se encuentra en la lectura de buenos libros o en cualquier otro tipo de lectura, frases que causan impacto hay que procurar retenerlas para reflexionarlas y poder extraer de ellas la ‘sabiduría’ que contengan.
Tanto para la propia reflexión, que procure crecimiento interior como para para ayudar a transmitir a los otros los principios del conocimiento, que les impulse también a ellos al mismo crecimiento interior que toda persona necesita, pues al igual que en lo físico está la persona en continuo crecimiento y evolución, de igual forma todo su ser y en todas sus dimensiones deben seguir el mismo proceso.
De esta forma se va logrando construir una persona en la dimensión que el Señor Jesús nos pide: “Sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto” (Mt 5,48).
El poeta Torquato Tasso escribió: “Cualquier tiempo no consagrado al amor es tiempo perdido”, lo cual suena muy bien, pero si lo planteamos desde la perspectiva de la Divina Revelación, cierto es que es así.
Claro, lo primero en lo que hay que ponerse de acuerdo es en ajustar bien lo que para cada uno es el “amor”, pues todo lo que este ‘amor’ se ajuste a los presupuestos meramente humanos o carnales, no ha lugar a pensar en una ‘consagración’ a él.
La ‘consagración’ supone conferir a alguien o algo preeminencia en el ámbito o actividad que corresponda, lo cual supone que no hay un simple esfuerzo por hacer el bien a determinadas personas (amarlas), sino expresar el AMOR en la categoría que la Sagrada Escritura nos enseña: LA CARIDAD (1 Cor 13).
Visto desde esta perspectiva de nuestra Fe Católica, sí parece que tenga razón Torquato Tasso; no se puede perder el tiempo conformándose en amar de las múltiples formas que son posibles, fuera de esa ‘consagración’ que él plantea.
Se comprende que no sea fácil vivir la CARIDAD como nos enseña el Señor Jesucristo en el Sermón de la Montaña (Mt 5,6,7…), y nos enseña la Iglesia Católica en su Doctrina, pero pensad que tampoco es fácil llevar la bandera del amor humano sujeta en el mástil de los egoísmos u otras pasiones del corazón o de la carne.
Finalmente considerad el término ‘consagración’ y nadie se asuste, pues la entrega que exige toda consagración se mantiene muchas veces en aquello que es contrario al verdadero AMOR o en sucedáneos que se denominan así.
Mirad el propio corazón para ver a qué lo tenéis consagrado.
Las necesidades de los Hermanos también hoy necesitan que reces por ellas a María, nuestra Madre y nuestra Guía, para que les alcance Gracia y Bendición del Señor Todopoderoso. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es