Reflexión 8 de Julio

Buenos días.
Decía el Filósofo Thomas Carlyle que “La vanidad es un insaciable sexto sentido”, y sí parece que tenía bastante razón porque la vanidad, cuando se la deja, verdaderamente no encuentra límites.
A veces parece que las personas no tienen otra cosa sino que exhibir cualquier ‘apariencia’, que en sí misma termina siendo algo hueco, vacío e inconsistente, pero que al presentarla con arrogancia y presuntuosamente parece lo que no es.
Cierto que la vanidad es un mal que padece gran parte de las personas, pero no por eso está justificado que de su mano se vaya avasallando a los demás, con la arrogancia que imprime la misma vanidad al no encontrar freno en la propia persona.
Es necesario, como tantas veces se constata, vivir en aquella sentencia de Santa Teresa de Jesús: “Humildad es andar en verdad”, porque cuando así se hace no se pueden hacer castillos en el aire, ni tampoco dimensionar las cosas sacándolas fuera de sus límites reales, y menos ‘presumir’ de ellas por razón de la vanidad.
Esta cuestión de la vanidad es una más de las que ha de examinarse personalmente cada uno, para que nunca sobrepase límites que la hagan, cuando menos antipática y hasta muy nociva para quien la acepta en su vida.
Reza ya con fe y esperanza a María, nuestra Madre y nuestra Guía, por todas las necesidades de los Hermanos que aquí volvemos a encontrarnos. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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