Reflexión 20 de Julio

Buenos días.
Como en este tiempo estival caen todas las actividades y trabajos, al menos se ralentizan, es una ocasión para pensar con calma y sin las presiones del resto del año que no lo posibilitan.
Es verdad que cuando se necesita descansar física y psíquicamente no es fácil pensar, pero enseguida se presentará la tranquilidad suficiente para, con un poco interés, ‘darle una vuelta’ a todos los aspectos que forman la propia vida.
Con este único deseo podríamos plantear lo que es el trato con los otros, parte importante de la convivencia de la que nadie se puede sustraer.
Ciertamente no es lo mismo la relación que se mantiene con las personas del propio núcleo familiar que las otras personas más o menos distantes, de diferentes círculos: laboral, social, amistad, etc.
Pero en todo caso, hay unos elementos o actitudes que son comunes para con todas las personas; por ejemplo: el respeto, que por otra parte, toda persona lo merece. Igualmente, podríamos añadir la consideración hacia el otro, para lo que es necesario tener muy presente la dignidad de cada persona.
Y así se pueden añadir otros aspectos a tener muy en cuenta a la hora de relacionarse con los demás, pero lo más importante en este momento es suscitar en cada uno esa disposición a ver cómo es mi relación con las otras personas con las que convivo, para tener conciencia de lo que hay.
En la relación interpersonal, como contraposición a lo que hemos dicho, están los egoísmos que tantas veces condicionan y que pueden eliminar una buera relación que se debería tener o que existía.
En esta dirección se pueden añadir actitudes y comportamientos negativos, que hacen mucho daño al trato simplemente humano con los otros, que emanan del corazón bueno quien sí tiene la persona, pero que lo ha dejado contaminarse por defectos o pecados.
Merece la pena saber cómo me relaciono con los otros, cómo el corazón es limpio y transparente o por el contrario con intereses, digamos, sucios, apegos innecesarios, que pueden causar daño a terceros, a la propia persona o a sí mismo, etc., etc.
En la oración que te pido cada día por las necesidades de los Hermanos y la respuesta que le das, también entraría en la consideración de lo que más arriba hemos expuesto; pero lo que se ha de tener claro es que el otro me necesita como yo le necesito a él. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es