Reflexión 4 de Julio

Buenos días en el Día del Señor.
La tribulación se hace presente en la vida de las personas en momentos en los que surgen situaciones de adversidad o persecución.
La tribulación se manifiesta principalmente con un sufrimiento interior que se traduce en pena, congoja o aflicción moral, pudiendo llegar a extremos de expresar un tormento duro de soportar.
Aunque se manifieste en principio interiormente, puede llegar a rebasar el ámbito interior para manifestarlo hacia fuera, de forma que los otros lo perciban e incluso sufran los efectos de la angustia que sufra el atribulado.
Indudablemente, como todo lo que afecta al aspecto íntimo de la persona, digamos al ámbito espiritual, debe tener solución y habría que conjugar los diferentes aspectos ante los que la persona afectada puede actuar con la fuerza moral que lleva en sí misma.
Aunque también es cierto que sería muy importante que contase con el apoyo de personas de su confianza.
Si la tribulación viniera de la mano de una persecución que sufriera la persona, lógicamente no desaparecería en tanto persista la causa de la persecución, aunque se podría ir mitigando el efecto de la mano de la fuerza moral interior que tenga la persona y de la ayuda que pueda recibir de otros.
Pero, en cambio, hay otros tipos de tribulaciones en los que pueden responder más a motivos subjetivos de la propia persona, que a razones objetivas cuyas causas sean más claras.
De todas formas la persona ha de enfrentarse a la tribulación con una actitud positiva y combativa, pues, sea como sea, la tribulación no la puede arrastrar llevándola a caminos de sufrimiento, que en algunos casos se prolongan innecesariamente, con los perjuicios, angustias y amarguras que causan.
Pudiendo llegar a lo que diríamos una tribulación continua, pues se une lo vivido en el pasado con lo que se está viviendo en la actualidad, en una apertura, diríamos que enfermiza, a la tribulación que se espera tener en el futuro.
Aparte de revisar como siempre los propios sentimientos o las situaciones personales que se puedan tener, es siempre muy conveniente tener estos temas muy a flor de consciencia, para poder estar despiertos y no caer uno mismo en la tribulación, sin olvidar que se ha de estar siempre en vela para ayudar a quien pueda surgirle el problema y necesite ayuda.
En este Día del Señor en el que la presencia de Cristo Resucitado debe estar presente en nuestras vidas, reza con fe y esperanza al Señor en favor de las necesidades de todos los hermanos que volvemos a encontrarnos aquí
 en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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