Reflexión 13 de Julio

Buenos días.
Hemos visto los pecados contra la FE en el contexto del Primer Mandamiento de la Ley de Dios: Amarás a Dios sobre todas las cosas.
Contra la Esperanza, dentro de este mismo Primer Mandamiento, se puede pecar por presunción y/o por desesperación.
Nos vamos a fijar en las faltas o pecados por presunción dentro de los pecados contra la Esperanza, que consiste en confiar demasiado en la bondad de Dios, para continuar viviendo en el pecado y sin controlar las pasiones. Es decir, es un abuso de la misericordia divina.
El Catecismo de la Iglesia Católica, punto 2.092, introduce dos clases de presunción:
'Bien el hombre presume de sus capacidades, esperando poder salvarse sin la ayuda de Dios, o bien presume de la omnipotencia o de la misericordia divina, esperando obtener su perdón sin conversión y la gloria sin mérito'.
Son muchos los santos que con sus escritos y sus sermones advierten sobre este pecado; veamos alguno de ellos.
San Alfonso María de Ligorio dedica una preciosa homilía a este tipo de pecadores en la que dice: “Hermano mío: cuida de tu alma, ten compasión de ella pues se halla muy enferma... Porque quien abusa de la misericordia divina se expone a que la misericordia divina lo abandone...”.
San Juan de Ávila decía que tolerar a quien se autorizara de la misericordia para ofender a Dios, no sería ya misericordia sino falta de justicia. La misericordia de Dios está prometida solamente a quienes temen al Señor, no a quienes lo desprecian, como cantó la Virgen, Madre de miseri­cordia: “La misericordia del Señor, por generaciones y generaciones, para aquellos que le temen...” (Lc 1,50).
Escribe San Bernardo que la confianza que tienen los pecadores cuando pecan, fiándose previamente de la bondad de Dios, no les atrae las bendiciones, sino las maldiciones de Dios... ¡Falsa esperanza, dice, que a tantos cristianos perdió!... 
Y el mismo San Bernardo dirá también “que el castigo de Lucifer no se hizo esperar por una tremenda razón: Lucifer estaba total­mente seguro de que, al rebelarse contra Dios, no se le castigaría. Estaba tan seguro de la bondad de Dios, que abusó de ella. Lucifer es hoy el demonio".
San Agustín llega a decir: “No se podría contar la enorme cantidad de engañados por esta vana esperanza...”
Y concluimos con San Juan Crisósto­mo que afirma que hasta Judas se perdió, por traicionar a Jesús, pero teniendo total confianza que su bondad le aplicaría misericordia. Y dirá: “Estos pecadores serán castigados, sobre todo, con el abandono de Dios... el mayor de los castigos...”
No tengo nada más que agregar. Mi deseo es que te abras al Espíritu Santo para que te ilumine y ayude a comprender bien este pecado, así como a escrutar tu corazón en nobleza y rectitud.
Y ya te pido que reces hoy también a la Santísima Virgen María, en favor de todas las necesidades de los Hermanos que aquí nos encontramos. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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