Reflexión 23 de Julio

Buenos días.
Una de las cosas más valiosas que tienen la personas es la experiencia de la vida, que la van logrando con el paso del tiempo y enriqueciéndola día a día.
Cuando las personas saben escuchar a través de los acontecimientos, saben comprender las actitudes y reacciones de los otros, saben discernir entre lo que es bueno y malo, entre lo que es justo e injusto, serán capaces de ir aprendiendo y transformarlo todo en el gran depósito de sabiduría natural que es la experiencia, al servicio del bein y del amor.
El escritor estadounidense Elbert Hubbard dijo algo tan sensato como aleccionador: “Un fracasado es un hombre que ha cometido un error, pero que no es capaz de convertirlo en experiencia”
La persona necesita la experiencia para no volver a cometer errores, a pesar de que se diga que ‘el hombre es capaz de tropezar en la misma piedra dos veces’, pues el éxito de su vida estará precisamente en la buena aplicación de la ‘experiencia’.
Por mucho que lo repitamos, no es suficiente, pues es básico aprender a discernir a través de los acontecimientos, buenos y malos, y a escuchar lo que nos evidencian, nos guste o no nos guste.
La persona no puede renunciar a su responsabilidad individual ante todo lo que se le está presentando, e intentando convencerle de que cosas, que son intrínsecamente malas, sean buenas en aras de la libertad, o con cualquier otro argumento mediatizado que termina pervirtiendo la realidad de las cosas.
El cristiano bautizado sigue a su Señor Jesús que se manifestó con suma claridad: “Jesús le responde: Yo soy el camino y la verdad y la vida” (Jn 14, 6). Sigue la Verdad, siguiéndole en el Camino, que es la Vida verdadera.
Ojalá que nunca aceptemos el fracaso porque sepamos convertirlo en experiencia.
Reza por las necesidades de los Hermanos, que alcanzaras una experiencia de verdadera fraternidad al comprobar la importancia y el resultado de tu oración. Siendo hoy viernes, reza al Sagrado Corazón de Jesús, tan necesitado de tu compromiso bautismal en la oración y en la penitencia. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es