Reflexión 3 de Julio

Buenos días.
Es evidente que en las personas hay diferentes maneras de ver las cosas o de entender las formas de actuar ante cuestiones concretas, lo cual lleva muchas veces a la confrontación de pareceres, cosa que en principio no es mala, porque lo interesante es poner en común los diferentes puntos de vista.
La dificultad surge cuando se eleva el tono y aparece la discusión, máxime si ésta se acalora porque deja paso a las llamadas pasiones del corazón, que impulsan sentimientos y actitudes que no deberían hacer acto de presencia.
Sabemos que las pasiones del corazón son, por ejemplo, la envidia, el orgullo, la soberbia, la mentira…, sería interminable la lista que pueden llegar a cegar a la persona, encerrándola en sus planteamientos y no viendo, como se dice ‘más allá de sus narices’, perdiéndose el control en la controversia con resultados impredecibles.
La sabiduría, que debe estar presente en toda persona y que se va acrecentándose con la experiencia propia de la vida, más lo que la persona pueda aportar con su esfuerzo personal, hace muy válida lo que dijera Dale Carnegie: “El único medio de salir ganando de una discusión es evitarla”.
El diálogo siempre será algo muy positivo, porque entra dentro de lo que es constructivo en la intercomunicación de las personas, pero cuando se rebasa la categoría de diálogo para pasar a la discusión, ya es otra cosa.
Hay caracteres muy agresivos, combativos, que incluso gustan de hacer camorra, ante los que hay que evitar toda posible discusión y mantener al menos una relación con ellos aceptable.
En una reflexión personal: ¿Cómo es mi carácter? ¿Cómo tengo presente el de los otros en la relación interpersonal?, se podrá afinar lo más posible para ser persona de paz, diríamos más, para ser instrumento de Dios en favor de la Paz y de la Unidad.
Hoy, primer sábado de mes, te pido que reces con fervor y confianza a María, nuestra Madre y nuestra Guía, pidiéndola que venga en ayuda de todas ls necesidades de los Hermanos, que nos volvemos a encontrar aquí en torno a Ella. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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