Reflexión 5 de Julio

Buenos días.
Nos queda aún dentro de los pecados contra el Primer Mandamiento de la Ley de Dios: “Amarás a Dios sobre todas las cosas”, de aquellos que van contra la Fe, el de la ‘Duda’ que vamos a considerar hoy.
Ya vimos que cuando la duda sobre algunas verdades de fe se produce de forma pertinaz, es herejía.
En el aspecto de la duda que nos ocupa, se incluyen los pecados de ‘duda no pertinaz’, que se admiten de forma voluntaria y advertida sobre alguna de las verdades de fe católica.
La gravedad de este pecado depende de la trascendencia de la verdad puesta en duda.
El Catecismo de la Iglesia Católicas, punto 2088, señala una aclaración entre duda voluntaria y duda involuntaria
“La duda voluntaria respecto a la fe, descuida o rechaza tener por verdadero lo que Dios ha revelado y la Iglesia propone creer.
La duda involuntaria designa la vacilación en creer, la dificultad de superar las objeciones con respecto a la fe o también la ansiedad suscitada por la oscuridad de ésta. Si la duda se fomenta deliberadamente, la duda puede conducir a la ceguera del espíritu”.
Como queda claro, la vacilación en creer, como la dificultad de aceptar las objeciones que se suscitan por la oscuridad de la propia fe, puede llevar a la persona a la ceguera del espíritu, como enseña el Catecismo, lo que es grave y muy penoso por sus consecuencias.
En el Evangelio hay un testimonio muy elocuente. Jesús Resucitado se aparece a los Apóstoles. Tomás no está y cuando se lo dicen el replica no creerlo: “Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo”, continua el evangelio diciendo: “A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: ‘Paz a vosotros’. Luego dijo a Tomás: ‘Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente’. Contestó Tomás: ¡Señor mío y Dios mío! Jesús le dijo: ‘¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto’ (Jn 20,25-29).
Y aquí está la clave: “Bienaventurados los que crean sin haber visto”.
Que importante es aceptar la Fe, recibida y profesada en el Bautismo, con pobreza y humildad.
Como cada día, te pido reces a Dios nuestro Padre, al menos un padrenuestro, en favor de todas las necesidades de los Hermanos, en las que estarán incluidas las tuyas, si así lo crees y lo deseas en virtud de las oraciones del resto de los Hermanos. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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