Reflexión 12 de Julio

Buenos días.
En la convivencia de las personas, también de los grupos, incluso de los pueblos, están muy presentes actitudes y comportamientos muy diversos que bueno es observarlos.
Uno de ellos es la venganza, que para quien la práctica se convierte en un placer cuando la está concibiendo y preparando, incluso cuando la está llevando a cabo, pero que durará muy poco porque no sale del respeto, de la bondad, ni del amor.
Observando esta realidad que se da realmente en la vida humana, se puede constatar fácilmente lo que es la maldad, ese misterio de iniquidad que lleva a quien se deja envolver por él a una vida que en su esencia estará la amargura, pues la maldad es algo insaciable cuando la persona decide usar como escudo los pecados capitales.
Unas veces necesitará de la soberbia o de la ira para consumar la maldad que sea, otras veces será la envidia o la avaricia las que le empujará a actuar, y así esa maldad se irá alimentando y sustentando de estos u otros pecados que le arrastraran a seguir los postulados del Príncipe de las tinieblas.
El Señor Jesucristo rechaza cualquier tipo de venganza, pues solo por el camino de la generosidad y de la entrega, se llega a manifestar el Amor en el que ha fundado y construido la Salvación y Redención que para cada persona consiguió en la Cruz.
Misterio de la Cruz que se contrapone al misterio de iniquidad, y nosotros que hemos de optar por cual seguir.
Reza ya a María, nuestra Madre y nuestra Guía, en favor de las buenas intenciones y necesidades de los Hermanos; también de las tuyas si quieres acogerte a esta oración comunitaria. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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