Reflexión 21 de Julio

Buenos días.
Hoy miércoles volvemos la mirada al Patriarca San José en este su Año Santo; lo hacemos para fijarnos en una de las invocaciones de las Letanías dedicadas a Él: “Custodio casto de la Virgen”.
Como ya vimos en ocasión anterior, ‘custodio’ expresa la persona que guarda algo o alguien que se le ha confiado con cuidado y vigilancia, de forma que sea preservado de cualquier contingencia.
Aplicado a San José quiere decir que ha cuidado, que ha guardado a la Santísima Virgen con toda dedicación y solicitud; pero conviene atender a la identificación que le da la invocación: ‘Casto’, “Custodio Casto de la Virgen”.
Es Verdad de Fe que ‘María Santísima fue Virgen antes del parto, en el parto y después del parto’.
Verdad de FE definida por la Santa Iglesia Católica, que como tal hay que aceptar, creerla y profesarla en la propia vida espiritual.
Ante esta realidad que a la inteligencia humana se le escapa, convirtiéndose en uno de los Misterios de la Fe, no podríamos entender que para ‘custodiar’ al Hijo y a la Madre, en este caso nos estamos fijando en Ella, Dios hubiera escogido en su insondable providencia a un hombre que no tuviera un corazón limpio, puro, capaz de vivir castamente la alta misión que suponía guardar y acompañar toda la vida de Madre e Hijo.
Con orgullo miramos a María de Nazaret y la vemos y sentimos mujer virgen, mujer sin mancha, mujer sin intereses carnales, en ninguno de los sentidos que puede tener el término, mujer, en definitiva, dedicada solo a las cosas de Dios y a cumplir su alta misión de ser la Madre del Redentor primero, para luego configurarse como Corredentora.
Si así hacemos con la Virgen María, ¿qué podemos decir y hacer con San José?
Si Dios le escoge para ser Esposo de María, es porque estará al nivel que requiere tal Esposa y, en consecuencia, tal Hijo.
Dicho todo esto, se entiende muy bien que la advocación sea “Custodio casto de la Virgen”, por lo que hoy vamos a venerar a San José en la meditación y comprensión de su grandeza como hombre casto.
Y convendría también pedirle la gracia de que cada cual, según su realidad y necesidad, pueda conocer y vivir en toda su riqueza el don de ser persona casta.
También a San José te pido tu oración en favor de las necesidades de todos los Hermanos, que aquí estamos en torno a su Santísima Esposa. Él como padre de familia conoce bien lo que son las inquietudes y dificultades de la vida, por eso es muy importante rezar hoy por las intenciones de los Hermanos, al tiempo de que personalmente nos acojamos a estas oraciones. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es