Reflexión 6 de Julio

Buenos días.
En este mes dedicado a la Preciosísima Sangre de Jesús, reflexionemos acerca de la importancia que tiene no sólo una devoción fervorosa hacia la Sangre del Señor, sino el cubrir y lavar el propio corazón con ella.
Cada vez que se recibe la Sagrada Comunión sabemos que tomamos el cuerpo y la sangre del Señor Jesucristo, para formar parte de la carne y sangre propias con lo que hay un encuentro íntimo, muy íntimo con el Señor Jesucristo en su cuerpo y su sangre, en su alma y su divinidad.
Y espiritualmente se puede, tantas veces como se quiera, adorar la Sangre de Cristo, así como pedir cubrirse con ella lavando todos los pecados.
En la propia Comunión espiritual, también se pide implícitamente recibir la Sangre del Cordero, que nos alimentará asimismo espiritualmente. 
En el Libro del Apocalipsis hay un hermoso texto que es muy alentador; se encuentra en Ap. 7,13-17: “Y uno de los ancianos me dijo: Estos que están vestidos con vestiduras blancas, ¿quiénes son y de dónde han venido? Yo le respondí: Señor mío, tú lo sabrás. Él me respondió: Estos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero. Por eso están ante el trono de Dios, dándole culto día y noche en su templo. El que se sienta en el trono acampará entre ellos. Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno. Porque el Cordero que está delante del trono los apacentará y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas. Y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos”.
Los mártires, sin duda “han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero”, pero hemos de considerar también a los que viven sufriendo el martirio incruento, que tiene el mismo valor que los mártires cruentos, porque dan con perseverancia y con sus vidas, gestos y palabras, el mismo testimonio del Señor Jesucristo, Crucificado y Resucitado.
En definitiva, todos los bautizados podemos participar entre los que dice el Apocalipsis: “Estos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero “.
Ojalá que aprovechando este mes dedicado a la adoración de la Sangre del Señor Jesucristo, se suscite en cada uno un gran AMOR al grandísimo DON de Redención y Salvación que hemos recibido por el derramamiento de la Sangre de Cristo en su Pasión y Muerte. Os invito a que os acerquéis a la Sangre del Cordero y os empleéis en vivir toda la Gracia que hay en Ella.
Al Señor Jesucristo hoy te pido reces una oración, con fe y esperanza, en favor de todas las necesidades de los Hermanos, que aquí nos volvemos encontrar en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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