Reflexión 14 de Julio

Buenos días.
Nuevamente nos acercamos a la Palabra de Dios, en concreto a la perícopa del evangelio que hoy se proclama en la Santa Misa.
Se tratan de unas palabras del Señor tan sencillas como profundas. Escucha: “En aquel momento tomó la palabra Jesús y dijo: Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar” (Mt 11,25-27).
En nuestro mundo tan lleno de ‘suficiencia’, tan engreído de que tiene el poder de todas las cosas, aunque se constante fácilmente que esto no es verdad, es muy difícil ser de los ‘pequeños’ a los que Dios les ha revelado, les revela, los secretos del Reino, pero, en cambio, cualquier creyente debe de trabajar consigo mismo para aprovechar sus buenas condiciones para poder ‘ser pequeño’, lo que es lo mismo, humilde, sencillo, de corazón limpio, de rectas intenciones...
Y en esos ‘secretos del Reino’ está la última frase: “Nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”; un deseo, una aspiración, una gracia del Señor, poder conocer ese Misterio de Amor que es la relación entre el Padre y el Hijo, y de ambos con el Espíritu Santo.
En definitiva, los ‘secretos’ de este mundo están más que vistos, son conocidos los recorridos que tienen y sus resultados, por ello lo más útil será conocer el Reino de Dios que nos espera a cada uno, para vivir en el Cielo eternamente.
Legítimo es trabajar por el bienestar en esta vida, máxime si el bienestar es para compartirlo con los otros, pero todos los trabajos que se puedan hacer durante la jornada terrenal, no prolongaran la vida humana ni un segundo más de lo que está previsto en la insondable sabiduría y providencia de Dios.
Por ello se ha de vivir según aquella máxima que dice: Con los pies en el suelo y el corazón en el cielo. Todo el quehacer al servicio de Dios en la proyección de amor al prójimo, hasta dar la vida por los amigos como enseña el Señor Jesús (Jn 15,13).
Sigamos el camino personal con una pequeña oración en favor de todos los Hermanos y sus necesidades, que hoy volvemos a encontrarnos aquí en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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