Reflexión 10 de Julio

Buenos días.
Estamos en el cuarto día de la Novena de la Virgen del Carmen, advocación extraordinariamente popular en nuestra Iglesia Católica y de forma singular entre las gentes del mar.
Hoy, sábado, día de la semana dedicado a la Santísima Virgen, consideremos la antiquísima tradición que habla de que es el día que Ella baja al Purgatorio a rescatar las almas que ya deben entrar en el Cielo.
Por ello, en primer lugar, debemos gozarnos por tantas almas que hoy alcanzarán la Bienaventuranza eterna de la mano de María, nuestra Madre y nuestra Guía. En segundo lugar, pensemos en las almas que puede que cada uno quizás haya conocido durante esta jornada terrenal, y que felizmente estarán eternamente ya en la Gloria de Dios Todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Todo esto ha de llenarnos de un gran gozo, de una gran esperanza y del firme deseo, traducido en propósito, de hacer un camino de Luz y de Esperanza, para poder llegar felizmente a las Moradas Eternas cuando cada uno sea llamado a vivir los Novísimos.
El camino de conversión necesita evitar el pecado en cualquiera de sus posibilidades, pero cuando se presente porque la debilidad humana lo haya aceptado, será necesario reconocerlo, sentir el pesar de haberlo cometido, proponerse que no vuelva a pasar y confesarlo, sin miedo, sin vergüenza, con sencillez y humildad.
Y así, María Virgen, que es la Puerta del Cielo, como la invocan las Letanías lauretanas, podrá llevarnos también a cada uno de nosotros a la Morada del Padre Dios, cuando nos llegue nuestro tránsito particular.
Lleno el horizonte de Esperanza, te pido que reces también hoy, al menos un avemaría o una salve, a Nuestra Señora la Virgen del Carmen, en favor de todas las necesidades de los Hermanos que aquí nos encontramos. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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