Reflexión 30 de Noviembre

Buenos días.
Legados al final de este mes de los Difuntos, cabe preguntarse hasta dónde ha llegado la generosidad propia por los sufragios que hayamos podido ofrecer en beneficio de los fieles difuntos…
Que no falte, en este último día del mes, una oración, un sacrifico, la 
Santa Misa, si pudiera ser, para que las almas que viven la purificación final en el Purgatorio se vean aliviadas, incluso liberadas ya de este tránsito.
Y si tomaras la costumbre de rezar cada día un padrenuestro, al menos, por ellas, llenarías de gloria tu alma porque con el paso del tiempo habrías ayudado a muchos hermanos en su tránsito penoso y purificador del Purgatorio.
Y todo ello sin dejar de lado la Fiesta que hoy celebra la Iglesia: San Andrés Apóstol, hermano de San Pedro, pescador, al que llamó el Señor Jesús para hacerle ‘pescador de hombres’ junto a su Hermano.
Fue el primero de los discípulos de Juan el Bautista, el Señor Jesús le llamó junto al Jordán, y le siguió, trayendo consigo a su hermano. La tradición dice que, después de Pentecostés, predicó el Evangelio en la región de Acaya, en Grecia, y que fue crucificado en Patrás. La Iglesia de Constantinopla lo venera como muy insigne patrono.
Resulta curioso ver cómo Jesús dio la preferencia a los pescadores, como lo demuestran las profesiones que ejercían los doce apóstoles, aunque dentro del colegio apostólico están representados también los agricultores, con Santiago el Menor y su hermano Judas Tadeo, y los comerciantes con la presencia de Mateo.
Relata el evangelio de San Mateo que Jesús: “Paseando junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores. Les dijo: Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres. Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron” (Mt 4,18-22).
Encomendemos a este gran apóstol San Andrés todos nuestros afanes, para que la Gracia de Dios Altísimo los transforme en tarea fructífera para el Reino de los Cielos.
Sin olvidar a los fieles difuntos, reza hoy como cada día por todas las necesidades que tiene cada uno de los Hermanos que aquí nos encontramos en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI 
Madrid – España
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