Reflexión 24 de Noviembre

Buenos días.
Cuando estamos consumiendo los últimos días del año cristiano, nos vendrá bien reflexionar en este pensamiento del poeta romano Ovidio: “El tiempo corre, y silenciosamente envejecemos, mientras los días huyen sin que ningún freno los detenga”.
Es bueno pararse a pensar en las verdades que se expresan en este pensamiento, pues cuando no se toma conciencia de las cosas más naturales y los acontecimientos sorprenden, la persona queda desconcertada sin tener la respuesta adecuada en el momento oportuno.
Resulta evidente que los días llegan y pasan, que ‘silenciosamente’ traen lo nuevo que acontece y se llevan lo que ya no es, hasta que aparezca el ‘nuevo amanecer’ más allá de esta jornada terrenal.
Quizás uno de los inconvenientes que tenemos es que estas evidencias son silenciosas, de forma que acostumbrados a tal sigilo con el que se desarrolla el devenir de la vida, no se le presta la atención necesaria que nos mantenga en la actitud de vigilancia y de oración, tantas veces advertida por el Señor Jesucristo: “Velad, velad y orad, porque no sabéis ni el día ni la hora”.
Prestaremos, pues, atención al fiel cumplimiento de los deberes según el estado de vida de cada uno, sabiendo que tenemos que dar lo mejor de sí mismos para contribuir a un mundo mejor, en el que la justicia y la paz abarque a toda la humanidad.
Y expresaremos también esta bondad imitando al Señor Jesucristo, que como dice el apóstol Pedro: “Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él” (Hch 10,38).
Que tu oración no les falte a los Hermanos, para que el Señor en su presencia eucarística les fortalezca y alivie en sus necesidades. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid – España
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