Reflexión 10 de Noviembre

Buenos días.
Con motivo de la Solemnidad de Todos los Santos y de la Conmemoración de los Fieles Difuntos, nos hicimos eco del artículo de la Fe: ‘Creo en la Comunión de los Santos’, pues, bien, hoy vamos a detenernos en el siguiente artículo de la Fe que profesamos cuando decimos: ‘Creo en el perdón de los pecados’.
Es muy importante creer en el ‘perdón de los pecados’, pues nos lleva a ponernos ante la Misericordia de Dios que siempre, siempre, nos perdonará todos los pecados cuando seamos capaces de reconocerlos y de arrepentirnos de ellos.
Y no solo lo que es el Sacramento de la Penitencia, que por la confesión de los propios pecados quedamos absueltos de ellos, sino lo que es más importante: que Dios omnipotente, justo y misericordioso, hará cuanto sea posible para que la persona sea justificada de sus faltas y pecados, pues lo único que impide ese Amor infinito de Dios hacia las personas es la libertad con que las dotó, que ha de respetar siempre y en toda ocasión.
No se suele creer totalmente en la libertad personal de cada uno, pues se argumentan cosas como los condicionamientos, las presiones y otras cosas que aunque tengan verdad en el conjunto de la vida humana no así en la vida personal, pues siempre en la madurez de la persona, por su edad y su experiencia de vida, sabrá lo que es bueno y malo, lo que está bien y mal, lo que es lícito y lo que no.
Por tanto, seamos serios y pongamos las cosas en su sitio, con objetividad y verdad, pues nadie ni nada nos puede obligar a pecar tomando caminos erróneos o realizando actos ilícitos o pecaminosos en tanta variación como podemos encontrar en el devenir de la vida humana; ahí tenemos infinidad de ejemplos en los santos y los mártires.
Y como profesamos que creemos en el perdón de los pecados, busquemos, por el reconocimiento y el arrepentimiento, el perdón de los mismos y la paz que conlleva.
Hoy te pido que reces como jueves que es al Señor Jesús Sacramentado, para que todos los Hermanos que aquí nos reunimos en María, nuestra Madre y nuestras Guía, seamos capaces de buscar y pedir el perdón de nuestros pecados, pues si no se entra por este camino, la Luz de Cristo Resucitado no podrá brillar en nuestras almas. AMÉN.
Emilio Castrillón 
MATER CHRISTI
Madrid – España
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