Reflexión 17 de Noviembre

Buenos días.
Nos acercamos a la Solemnidad de Cristo Rey del Universo, y con ella al último domingo del Año Litúrgico.
En la vida, cuando se está ante hechos importantes por suceder o en ellos, se toman actitudes de expectación y de preparación para estar a la altura de las circunstancias.
Nuestras generaciones van acostumbradas a llamarlas poco la atención las cosas más esenciales, dejándose llevar por lo que les van marcando la publicidad, los anuncios y las costumbres del mundo.
Es una lástima que así sea, porque no se repara en las cosas que son realmente importantes, como con las que puedan ser de interés personal, que sí se las atiende.
Llegados hasta aquí, ¿a quién le interesa la Solemnidad de Cristo Rey? Se contestará con verdad que a los católicos, pero, ¿será un domingo más al que asistir a la Misa y poco más?
Las personas nos empeñamos en vivir mirando a cualquier sitio menos al horizonte de la propia vida personal, que es hacia donde cada uno se encamina.
Y en el horizonte personal precisamente está Cristo, Rey del Universo, origen y meta de nuestras vidas, que como confesamos en nuestra Fe, ‘vendrá en poder y gloria a juzgar a los vivos y a los muertos’.
La Liturgia nos pone su Solemnidad en el último domingo del Año, como para decirnos que en el final de nuestra vida estará Él, esperando nuestra vida entregada en la Luz de su Resurrección que se ha apresurado a vivir según sus enseñanzas.
No pierdas de vista el camino de conversión que has de hacer, porque ya ves cómo corre el tiempo, cómo van cayendo los años y la meta está ahí. Mira lo que dice el Señor: “Yo, a cuantos amo, reprendo y corrijo; ten, pues, celo y conviértete. Mira, estoy de pie a la puerta y llamo. Si alguien escucha mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo. Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi trono, como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono” (Ap 3,19-21).
Hoy, jueves, reza a Jesús Sacramentado pata que alivie o resuelva, a poder ser, todas las dificultades y problemas que tengan los Hermanos, que aquí estamos, como cada día, en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid – España
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