Reflexión 29 de Noviembre

Buenos días.
No habíamos podido comentar el mensaje de nuestra Señora la Virgen de la Paz, del pasado día 25 de noviembre de 2022.
En primer lugar veamos el mensaje de la Santísima Virgen: “¡Queridos hijos! El Altísimo me ha enviado a vosotros para enseñaros a orar. La oración abre los corazones y da esperanza; y la fe nace y se fortalece. Hijos míos, yo os invito con amor: regresad a Dios porque Dios es vuestro amor y vuestra esperanza. Si no os decidís por Dios no tenéis futuro, y por eso estoy con vosotros, para guiaros con el fin de que os decidáis por la conversión y la vida, y no por la muerte. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”
La primera nota que se ha de resaltar es que la propia Virgen María dice no venir por cuenta o deseo suyo, sino que ‘El Altísimo me ha enviado a vosotros’, lo cual tiene una importancia muy grande, primero porque la Virgen está cumpliendo un deseo de Dios, está obedeciendo, y segundo que lo hace con su Amor de Madre como se ve más adelante.
Dice que Dios la ha enviado para enseñarnos a orar, y agrega: ‘La oración abre los corazones y da esperanza’, lo cual todos deberíamos tener experiencia de ello si es que cada día dedicamos un tiempo, aunque sea corto, 10, 15 minutos al menos, a la oración.
Sigue con una invitación que nos hace con amor, pero que es sumamente seria: ‘regresad a Dios porque Dios es vuestro amor y vuestra esperanza; si no os decidís por Dios no tenéis futuro’. Dura aseveración que es tan cierta como contundente, pues el Señor Jesús lo dice con absoluta claridad: “El que no está conmigo está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama” (Mt 12,30).
La Virgen María, Reina de la Paz concluye: ‘por eso estoy con vosotros, para guiaros con el fin de que os decidáis por la conversión y la vida, y no por la muerte’.
Ahí tienes la mano tendida de la Virgen que te la ofrece para guiarte en la grave y no fácil decisión por la vida, y no por la muerte; por la vida de Dios y de su Gracia, y no por la muerte que causa el pecado y que lleva a las tinieblas eternas en cuanto la muerte física te sorprenda en él.
Parece que bien merece la pena plantearse en serio la propia conversión de vida, que todos, en una u otra medida, necesitamos.
Miremos con humildad a María, nuestra Madre y nuestra Guía, y aceptemos su amorosa invitación; seguro que merecerá la pena.
Y a Ella deseo que le reces pidiéndole su ayuda para todos los Hermanos que aquí volvemos a encontrarnos, en sus necesidades e intenciones materiales y espirituales. AMÉN.
Emilio Castrillón
MATER CHRISTI
Madrid – España
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