Reflexión 1 de Diciembre

Buenos días en la Fiesta de San Carlos de Foucauld.
Carlos de Foucauld (Hermano Carlos de Jesús) nace en Francia, en Estrasburgo, el 15 de septiembre 1858. Huérfano a los 6 años, creció con su hermana María, bajo los cuidados de su abuelo, orientándose hacia la carrera militar.
Adolescente, pierde la fe. Conocido por su gusto de la vida fácil él revela, no obstante, una voluntad fuerte y constante en las dificultades. Emprende una peligrosa exploración a Marruecos (1883- 1884). El testimonio de fe de los musulmanes le despierta un cuestionamiento sobre Dios: “Dios mío, si existes, haz que te conozca”.
Regresando a Francia, le emociona mucho la acogida discreta y cariñosa de su familia profundamente cristiana, y comienza una búsqueda. Guiado por un sacerdote, el Padre Huvelin, encuentra a Dios en octubre 1886. Dirá: “Enseguida que comprendí que existía un Dios, comprendí que no podía hacer otra cosa que vivir sólo para El”.
Durante una peregrinación a Tierra Santa descubre su vocación: seguir a Jesús en su vida de Nazareth. Pasa siete años en la Trapa. Enseguida después, él vive solo en la oración y adoración cerca de las Clarisas de Nazareth.
Ordenado sacerdote a los 43 años parte al Sahara, primero Beni-Abbes, después Tamanrasset en medio de los Tuaregs del Hoggar. Quiere ir al encuentro de los más alejados, “los más olvidados y abandonados”. Quiere que cada uno de los que lo visiten lo consideren como un hermano, ‘el hermano universal’.
En el atardecer del 1° de Diciembre 1916, fue matado por una banda que rodeó la casa.
Siempre soñó compartir su vocación con otros, pensó que esta ‘vida de Nazareth’ podía ser vivida en todas partes y por todos.
Finalizo esta reflexión de un verdadero Hermano universal con esta frase suya cuando dejó el mundo: “Estas miserables vergüenzas quedaron atrás, y estoy feliz de tirarlas por la ventana”.
Cuánto podemos aprender de este santo y cuánto debemos rezar para pedirle su intercesión en favor de nuestra propia conversión, así como la de otras personas de estos tiempos en los que se vive tan desordenadamente.
Hoy, jueves, reza a Jesús Sacramentado para que derrame sus gracias y puedan ser atendidas las necesidades de los Hermanos, que nos encontramos aquí en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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