Reflexión 4 de Diciembre

Buenos días en el Día del Señor.
La Santa Iglesia nos presenta en este segundo domingo de Adviento la figura de Juan el Bautista, mostrándonos la llamada que él hacía a los judíos: “Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando: Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos”.
Esto que aconteció hace dos mil años a nosotros nos parece un mensaje caduco y pasado, no reparando que muchos están en la misma actitud de aquellos judíos.
Y agrega el Bautista: “Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga”.
He aquí el resumen de nuestra historia: ‘bautizados con Espíritu Santo y fuego’, ¿seremos trigo o paja? Y de ahí dependerá nuestro destino de eternidad.
Y hoy la Iglesia reza diciendo: “Señor todopoderoso, rico en misericordia, cuando salimos animosos al encuentro de tu Hijo, no permitas que lo impidan los afanes de este mundo; guíanos hasta él con sabiduría divina para que podamos participar plenamente de su vida.
Por nuestro Señor Jesucristo”.
Efectivamente, cuántas veces ‘los afanes de este mundo’ nos impiden llegar a vivir según la santa Ley de Dios y todos los preceptos y consejos que se desprenden de ella.
Parece que bien merece la pena ser conscientes del momento en el que estamos y responder a sus expectativas y exigencias.
Como cada día te pido que reces al Señor Jesús Resucitado en favor de todas las necesidades espirituales y materiales de los Hermanos, que hoy volvemos a encontrarnos en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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