Reflexión 20 de Diciembre

Buenos días.
En la proximidad de la Navidad bien estará preparar los corazones y las mentes para llegar hasta a Belén, con la disposición de poder ofrecer al Niño Dios y a sus Padres los mejor se sí mismo.
Una forma de así lograrlo podría ser ir meditando en cada uno de los que intervinieron en aquel acontecimiento, ir comprendiendo el lugar que ocuparon y el papel que jugaron.
Y así podríamos fijarnos hoy en aquel momento que vivieron María y José, que nos cuenta San Lucas 2,6-7: “Y sucedió que, mientras estaban allí, le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada”.
‘Porque no había sitio para ellos en la posada’, circunstancia que vivieron en aquella conformidad con la Voluntad de Dios que siempre y en todo momento tuvieron.
Las circunstancias, los momentos, las situaciones van marcadas por los designios de Dios y también por las decisiones de las personas directa o indirectamente, que hacen que se deba tomar una actitud y un comportamiento concretos, que resultarán estar en lo acertado o equivocarse, con sus correspondientes consecuencias.
José y María habían de cumplir con lo dispuesto de ir a empadronarse a la ciudad de Belén (Lc 2,1-7), y por el cumplimiento de este mandato se encontraron con los días del parto.
Cuánto hay que aprender de la Sagrada Familia, en este caso del sufrimiento que por unas razones u otras les acompañó siempre, y al que Ellos siempre respondieron desde la conformidad con la Voluntad de Dios.
Aprovechemos estos días a contemplar todo lo que realmente aconteció en la Ciudad de David (cfr. Lc 2-4).
Estos días recemos a los Santísimos Esposos, María y José, por las necesidades de los Hermanos que aquí nos encontramos, ahora en la Navidad para cantar los Glorias del Señor en el Nacimiento de su Hijo. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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