Reflexión 31 de Diciembre

Buenos días.
Aquí estamos por última vez en este año de gracia de 2022 para alabar, bendecir y dar gracias a Dios por este año de vida que nos ha dado, así como también para hacer balance de él.
No es bueno simplemente ‘pasar página’, que se dice, para encarar el nuevo año sin intentar reconocer los aciertos y los errores que se cometieron a lo largo de esta etapa anual, pues no hacerlo es desaprovechar las gracias que supone reconocer los beneficios que se obtuvieron y los errores que enseñan a no volver a cometerlos.
Por otra parte, interesa llegar a la nueva etapa de 2023 con la conciencia limpia y clara, y poder afrontar las cosas con el talante más positivo y optimista que se pueda, pues se habrá de hacer frente a nuevos desafíos, problemas o situaciones inesperadas, que exigirán echar mano de la experiencia, que da sabiduría y buen gobierno personal.
Vamos, pues, a cerrar este año con el mejor espíritu evangélico leyendo el capítulo 1º del evangelio de San Juan, que hoy la Iglesia Católica lo proclama en la Santa Misa: “El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo. En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció. Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios. Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. (Jn 1,9-14).
Te pido, por favor, que no dejes hoy de rezar a Dios Todopoderoso para que conceda su Gracia a todos los Hermanos, que día a día nos encontramos aquí en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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