Reflexión 2 de Diciembre

Buenos días.
Primer viernes de mes y primer viernes de Adviento, día, por tanto, para una oración personal e íntima que centre la propia vida y la oriente cada vez más hacia el horizonte que la corresponde: el Reino de Dios.
Navegamos contra corriente en los más diferentes aspectos de la vida, la sociedad se empeña en buscar los placeres del mundo, aunque tantas veces terminen siendo amargos, muy amargos; nos confundimos en marcar realmente lo que corresponde en cada momento y en cada situación, prueba de ello es que cuesta trabajo aceptar una verdad de nuestra FE en este momento presente, como es la Parusía, la Venida del Señor en Poder y Gloria, para juzgar a los vivos y a los muertos.
Para esta Parusía del Señor, la Iglesia nos invita a preparar el corazón, a hacer camino de cambio, de conversión, en la espera del Señor que llega.
Al hombre moderno, mejor se diría al cristiano moderno, le cuesta creer que ‘el Señor viene’, que hay que estar ‘en vigilante espera’ y que, además, merece la pena estar desasido del cosas temporales, aunque haya que seguir atendiendo todo aquello que a cada uno corresponda, según su estado de vida y las responsabilidades que tenga.
Es este tiempo propicio para tener la conciencia muy libre de todo aquello que reprocha: pecados, imperfecciones, malos quereres, rencores, etc., etc.
Ya te pido que reces al Sagrado Corazón de Jesús, para que ayude a todos los Hermanos en sus necesidades, a todos los que aquí nos reunimos en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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