Reflexión 22 de Diciembre

Buenos días.
Sigamos contemplando las escenas en torno a la Natividad del Señor.
Hoy nos fijaremos en los Pastores que recibieron el anuncio del nacimiento del Mesías por parte del Ángel del Señor.
San Lucas continua diciendo: “Y sucedió que, cuando los ángeles se marcharon al cielo, los pastores se decían unos a otros: Vayamos, pues, a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha comunicado. Fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho” (Lc 2,15-20).
He aquí el testimonio de aquellos Pastores que ante la evidencia de la experiencia vivida, no dudan en ir a ver lo que les habían anunciado y cuentan con sencillez y naturalidad lo que les habían dicho los ángeles.
Quizás lo que a nosotros nos puede hacer reflexionar es, por un lado, la sencillez de los Pastores, y por otro, la importancia que tienen las experiencias de Dios, que de una u otra forma, las personas tenemos.
Cuando éstas ocurren no siempre se las da la importancia que tienen, o por el contrario se las magnifica, por lo que es muy primordial la vida de oración que lleva a la persona a tener la sencillez, la prudencia y el equilibrio, siempre necesario, para valorar convenientemente las cosas y sentimientos espirituales.
Aprovechemos estos encuentros con todo lo que ocurrió en Belén de Judá, para que nos prepare a vivir lo más intensamente posible el encuentro con la Palabra de Dios hecha carne, que “vino a su casa, y los suyos no le recibieron” (Jn 1,11). Que no ocurra esto con nosotros porque el corazón lo tengamos lejos de Él, sin hacer aún el camino de conversión que necesitemos.
Seguro que aquellos Pastores gozan ahora en el Cielo de la presencia de aquel Niño, que encontraron y adoraron en Belén y que les supuso después, también a ellos, la persecución de Herodes cuando buscó al Niño y mandó matar a todos los menores de dos años, los Santos Inocentes (Mt 2,16).
A los Pastores que fueron los escogidos por Dios en su Providencia Divina para ser los primeros en conocer y dar testimonio del Mesías, pidámosles hoy con gran ilusión y confianza, por todas las necesidades e intenciones de los Hermanos, que se vean ayudadas por la Gracia del Señor Jesús y de sus santos Padres, María y José. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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