Reflexión 17 de Diciembre

Buenos días.
Ahora sí. El Adviento torna su mirada a la Natividad del Niño Dios y todo en la liturgia está mirando a Él.
Pero para celebrar la Navidad con dignidad hemos de procurar vestir el ‘traje de bodas’ del que nos habla el evangelio.
Esto quiere decir que hemos de llegar con el corazón limpio y sin el equipaje que las personas suelen cargar sobre su corazón y sus hombres: resistencias, celos, desamores, envidias, rencores o ambiciones ilícitas.
Toda la ilusión que se pone para hacer felices a los otros con obsequios, con decoraciones navideñas: belenes, árboles de Navidad, etc., hemos también ponerla en poder estar al lado del Niño Dios haciéndole feliz, lo cual es fácil conseguir: un corazón limpio, una conciencia recta, libre de toda acción mala sea en la dimensión que fuera: pensamiento, palabra, obra y omisión.
Y ahora ya te invito a rezar, con música o sin ella.
"Ven, ven, Señor, no tardes.
Ven, ven, que te esperamos.
Ven, ven, Señor, no tardes, ven pronto, Señor.
El mundo muere de frío, el alma perdió el calor, los hombres no son hermanos, el mundo no tiene amor.l
Envuelto en sombría noche, el mundo, sin paz, no ve; buscando va una esperanza, buscando, Señor, tu fe.
Al mundo le falta vida, al mundo le falta luz, al mundo le falta el cielo, al mundo le faltas tú".
Y mientras nos adentramos en el calor de la Navidad, reza hoy a María, nuestra Madre y nuestra Guía, en favor de las necesidades de todos los Hermanos. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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