Reflexión 9 de Julio

Buenos días.
Todos sabemos que uno de los desafíos más difíciles que tiene la persona es perdonar cualquier ofensa que reciba, sea del carácter que sea y tenga la finalidad que busque la persona para hacer daño al ofendido.
También se sabe que la mayor y mejor voluntad que puede tener la persona, es hacer uso de la capacidad de perdonar, pues es una de las cosas que más le asemeja a Dios, ya que el Señor siempre asegura su perdón, sea cual sea la ofensa, con el único movimiento del hombre de arrepentirse y pedirle su perdón.
El perdón significa muchas cosas que se derivan de él, pero una muy importante es que cuando se perdona de verdad, no simplemente de boquilla, se renuncia expresamente a la venganza.
Aquella frase tan popular y hasta manida de que ‘perdono pero no olvido’, es una trampa mortal para el que la siente y la dice, porque antes o después terminará vengándose por aquella ofensa o maldad recibida, de la que ha estado diciendo continuamente que la perdonaba, pero que se comprueba que no era cierto.
Se ha de vigilar continuamente el corazón, para no dejar que crezca a la sombra de la ofensa recibida la mala hierba del rencor que lleva a la venganza, lo que lejos de asemejarse a Dios será que se asemejará más bien a Satanás.
Y si se tuviera el defecto de decir: “Yo perdono, pero no olvido”, habría que trabajar cuanto sea necesario para darse perfecta cuenta que esta frase es una trampa mortal, como ya hemos indicado más arriba.
Al abrigo de Nuestra Señora de la Paz, que en algunos sitios se celebra hoy, busquemos ser ‘limpios de corazón’, porque ellos, dice el Señor, ‘verán a Dios’ (Mt 5,8).
Y reza igualmente a Nuestra Señora de la Paz, para que venga en ayuda de todos los Hermanos y sus necesidades. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
www.materchristi.es