Reflexión 23 de Julio

Buenos días.
Santa Brígida de Suecia (1302-1373), Patrona de Europa proclamada por el Papa San Juan Pablo II, fue una mujer que a lo largo de su vida vivió profundamente la experiencia de la Fe.
Santa Brígida nació en Suecia, contrajo matrimonio con el noble Ulfo, del que tuvo ocho hijos, a los cuales educó piadosamente, consiguiendo al mismo tiempo con sus consejos y con su ejemplo que su esposo llevase una vida de piedad. Muerto éste, peregrinó a muchos santuarios y dejó varios escritos, en los que habla de la necesidad de reforma tanto de la cabeza como de los miembros de la Iglesia. Fundó la Orden del Santísimo Salvador.
La Pasión de Nuestro Señor Jesucristo fue el centro de su vida. A los siete años tuvo una visión de la Virgen Santísima; a los diez, a raíz de un sermón sobre la Pasión de Cristo que la impresionó mucho, soñó que veía al Señor clavado en la cruz y oyó estas palabras: Mira en qué estado estoy, hija mía, ella preguntó: ¿Quién os ha hecho eso, Señor?, y Cristo respondió: Los que me desprecian y se burlan de mi amor. Esa visión dejó una huella imborrable en Santa Brígida y, desde entonces, la Pasión del Señor se convirtió en el centro de su vida espiritual.
Tuvo muchas revelaciones que conforman una bibliografía muy extensa de su vida y de su espiritualidad, que bien merece conocerla pues da mucha luz para la propia vida en Dios, tanto para la vida presente de peregrinación por este mundo, como con relación a la vida eterna.
Te invito a que hoy reces a Santa Brígida por Europa, la vieja Europa que se desmorona en su Fe y en todos los demás valores, y también para encomendar a su intercesión las necesidades de todos los Hermanos, que hoy volvemos a encontrarnos aquí en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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