Letanías de la Preciosa Sangre

LETANÍA DE LA PRECIOSA SANGRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

Aprobada por San Juan XXIII, para su inserción en el Ritual Romano.

Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.

Dios Padre celestial.
Dios Hijo, Redentor del mundo.
Dios Espíritu Santo.
Santísima Trinidad, que eres un solo Dios.

Respuesta: SALVANOS
Sangre de Cristo, el Unigénito del Padre Eterno,
Sangre de Cristo, Verbo de Dios Encarnado.
Sangre de Cristo, del Testamento Nuevo y Eterno.
Sangre de Cristo, derramada sobre la tierra en la agonía.
Sangre de Cristo, vertida copiosamente en la flagelación.
Sangre de Cristo, brotada en la Coronación de espinas.
Sangre de Cristo, derramada en la Cruz.
Sangre de Cristo, prenda de nuestra salvación.
Sangre de Cristo, necesaria para el perdón.
Sangre de Cristo, bebida eucarística y refrigerio de las almas.
Sangre de Cristo, manantial de misericordia.
Sangre de Cristo, vencedora de los espíritus malignos.
Sangre de Cristo, que das valor a los mártires.
Sangre de Cristo, fortaleza de los confesores.
Sangre de Cristo, inspiración de las vírgenes.
Sangre de Cristo, socorro en el peligro.
Sangre de Cristo, alivio de los afligidos.
Sangre de Cristo, solaz en las penas.
Sangre de Cristo, esperanza del penitente.
Sangre de Cristo, consuelo del moribundo.
Sangre de Cristo, paz y ternura para los corazones.
Sangre de Cristo, promesa de vida eterna.
Sangre de Cristo, que libras a las almas del Purgatorio.
Sangre de Cristo, acreedora de todo honor y gloria.

Cordero de Dios que quitas los pecados del mundo, perdónanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, escúchanos Señor.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, ten piedad de nosotros.

V.      Oh, Señor, nos has redimido en tu Sangre.
R.     Y nos has hecho Reino de nuestro Dios.

ORACIÓN: Dios Omnipotente y Eterno, que hiciste de tu Hijo Unigénito el Redentor del mundo, y quisiste ser aplacado por su Sangre. Concédenos, te suplicamos, que adoremos dignamente el precio de nuestra salvación, y que por su virtud nos salvemos de los peligros de la vida presente para alcanzar el gozo de sus frutos eternamente en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén