Reflexión 24 de Julio

Buenos días en el Día del Señor.
Como cada domingo la Santa Iglesia nos ofrece el alimento de la Eucaristía y el alimento de su Palabra, que hoy se nos ofrece extraordinariamente rica.
La primera lectura del Libro del Génesis relata el encuentro de Abraham con el Señor a causa de Sodoma y Gomorra.
Le dice el Señor a Abraham: “El clamor contra Sodoma y Gomorra es fuerte y su pecado es grave: voy a bajar, a ver si realmente sus acciones responden a la queja llegada a mí; y si no, lo sabré…Abraham se acercó y le dijo: ¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable? Si hay cincuenta inocentes en la ciudad, ¿los destruirás y no perdonarás el lugar por los cincuenta inocentes que hay en él? ¡Lejos de ti tal cosa!, matar al inocente con el culpable, de modo que la suerte del inocente sea como la del culpable; ¡lejos de ti! El juez de toda la tierra, ¿no hará justicia? El Señor contestó: Si encuentro en la ciudad de Sodoma cincuenta inocentes, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos”.
A partir de aquí Abraham consciente de cómo era el pecado de esas ciudades, comienza a suplicarle al Señor que no las destruya, comenzando a rebajar los posibles inocentes que se puedan encontrar, y así comienza a ir rebajando cinco obteniendo del Señor la respuesta: “No la destruiré, si es que encuentro allí cuarenta y cinco”.
Abraham con gran delicadeza va diciéndole: ‘quizás no se encuentren más que cuarenta’, “En atención a los cuarenta, no lo haré”. Así Abraham va bajando el número de inocentes que evitara el castigo de Dios hasta llegar a decirle: “Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más: ¿Y si se encuentran diez? Contestó el Señor: En atención a los diez, no la destruiré” (Gn. 18,20-32).
Por lo que continua el relato del Libro del Génesis, Dios no encontró ni diez inocentes y mandó fuego y azufre sobre aquellas tierras de Sodoma y Gomorra.
Pocos comentarios caben hacer aquí pues se puede contemplar el relato bíblico desde diferentes ópticas, pero el análisis más sencillo ante nuestro mundo, en el que estamos inmersos, ¿cuántos inocentes encontraría el Señor si quisiera ver la situación previa como en el caso de Sodoma y Gomorra? ¿Serían mínimamente suficientes? Y entre ellos, ¿estaríamos tú y yo?
Merece la pena pensarlo, para si fuese necesario adquirir la inocencia perdida, que la persona puede recuperar, mediante el arrepentimiento suficiente y el perdón a través del precioso sacramento de la confesión.
También las otras dos lecturas de la Santa Misa son interesantes para iluminar la propia vida, por lo que merece la pena dedicarlas un tiempo para su comprensión y meditación.
No olvides en este Día del Señor, rezar al Señor Resucitado en favor de todas las necesidades de los Hermanos que nos volvemos a encontrar aquí en María, nuestra Madre y nuestra Guía. Amén.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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