Reflexión 27 de Julio

Bueno días.
Como hemos hecho en meses anteriores, vamos a considerar el mensaje que dejó la Santísima Virgen María, Reina de la Paz, el día 25 de julio de 2022 en Medjugorje.
El mensaje, de no muchas palabras, era este: “¡Queridos hijos! Estoy con ustedes para guiarlos por el camino de la conversión porque, hijitos, con sus vidas pueden acercar muchas almas a mi Hijo. Sean testigos gozosos de la Palabra y del amor de Dios, con la esperanza en el corazón que vence todo mal. Perdonen a los que les hacen mal y caminen por la senda de la santidad. Los conduzco a mi Hijo para que Él sea para ustedes Camino, Verdad y Vida. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”.
Sencillo en sus expresiones pero intenso en su contenido.
Lo primero que nos indica es que está con nosotros para ‘guiarnos por el camino de la conversión’, que es el horizonte más cercano que tenemos: la propia conversión de vida, que todos necesitamos de una u otra manera, en uno u otro aspecto.
Agrega: “…porque, hijitos, con sus vidas pueden acercar muchas almas a mi Hijo”, con lo que nos pone ante la obligación que todos los bautizados tenemos de ser apóstoles de Jesús, para llevar a las personas al conocimiento y encuentro con el Señor Jesucristo.
En esta línea insiste: “Sean testigos gozosos de la Palabra y del amor de Dios, con la esperanza en el corazón que vence todo mal”; no se hace necesario recordar la importancia que tiene la Palabra de Dios en la vida del cristiano, apóstol del Señor Jesús, así como algo tan interesante como lo que significa la virtud de la Esperanza que dice la Santísima Virgen, Reina de la Paz, que ‘vence todo mal’.
La siguiente petición de la Virgen, que es firmemente exhortativa, pide: “Perdonen a los que les hacen mal y caminen por la senda de la santidad”. ¡Qué importante es para el Cielo la santidad en la vida de cada persona! Y en cambio cuánto nos cuenta creerlo y más hacer camino con la premisa de ser santos.
Finalmente nos ofrece, si queremos aceptarlo, su compañía luminosa: “Los conduzco a mi Hijo para que Él sea para ustedes Camino, Verdad y Vida”; para concluir como cada vez con su gratitud: “¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”.
Solo me resta pedirte que reces a esta Madre y Señora, Reina de la Paz, que venga en auxilio de las necesidades: morales, espirituales y materiales de todos los Hermanos que aquí volvemos a estar en torno a Ella. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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