Reflexión 15 de Julio

Buenos días.
Con frecuencia, sobre todo cuando se está en una situación satisfactoria y cómoda, las personas tienden a inhibirse de sus responsabilidades dejando que otros las asuman, o incluso simplemente las abandonan.
Esto no es ni positivo ni aceptable, pues aunque es cierto que una persona puede delegar en otra algunas de sus obligaciones, lo que nunca debe hacer es encomendar sus responsabilidades directas, ya que son personales y de ellas tiene que responder.
Unos padres, ambos o cualquiera de ellos, no pueden abdicar de sus responsabilidades con los hijos; ni el matrimonio en sus obligaciones mutuas del uno con el otro; ni los hijos cuando llega el momento de tener que cuidar a los padres; todas ellas son responsabilidades que no se pueden delegar.
Y así podremos encontrar responsabilidades específicas por razones laborales, sociales o de cualquier otro tipo que igualmente son personales e intransferibles.
Sólo hay que pararse un poco a reflexionar, mirando a sí mismo y a su alrededor, y verá cómo los terribles fracasos que hay en nuestra sociedad, vienen en su mayoría de la mano de haber claudicado, abandonado responsabilidades que han arrastrado a frustraciones y desengaños, que en muchos casos las decisiones colaterales no han tenido retorno posible y sus consecuencias han sido malas.
La frivolidad con la que se encara la vida y las decisiones que se toman, llevados tantas veces por las pasiones, nos dan los resultados que luego se lamentan, hasta que vienen las justificaciones, aunque también sean frívolas, que hacen entrar a la persona por caminos, como hemos indicado, tantas veces irreversibles e irreparables.
Te pido que, mirando al Sagrado Corazón de Jesús, reces a su Misericordia para que venga en auxilio de las necesidades de los Hermanos, que aquí nos encontramos en su Santísima Madre. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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