Reflexión 22 de Junio

Buenos días.
No pocas veces las personas se quejan de la rutina de todos los días, les resulta muy tedioso tener que repetir desplazamientos, quehaceres y otras cosas que se repiten cada día, porque sencillamente es como realizar lo que conforma la vida.
Y no se dan cuenta esas personas que aunque se haga cada día un alto porcentaje de cosas iguales al día anterior, resulta que en ellas está algo tan valioso como es la experiencia que se va adquiriendo.
La experiencia proporciona el conocimiento más intenso y completo de aquello que se ha vivido, bien reiteradamente o de alguna manera circunstancial, pero vivido con todos los sentidos, como suele decirse.
Son las experiencias de cada día las que le dan a la persona enseñanza y sabiduría, para poder vivir con seguridad y autoridad los avatares de todo tipo a los que se deben hacer frente.
Una carrera se estudia en las aulas con los profesores que enseñan y los libros que amplían esa enseñanza, pero cuando se está en las mejores condiciones de desarrollar aquella actividad es cuando a los estudios se une la experiencia, que se irá consiguiendo día a día.
Y esto mismo ocurre con la dimensión espiritual de la vida personal: la experiencia que da, no solo conocer el evangelio sino vivirlo día a día, será la que lleve a la persona hasta la plenitud de las virtudes teologales.
Confío en que hoy también sigas adquiriendo la experiencia de la fuerza de la oración, en este caso de la oración de intercesión, porque vuelvas a rezar a Dios nuestro Padre en favor de todos los hermanos y sus necesidades. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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