Reflexión 10 de Junio

Buenos días.
Este próximo domingo celebra la Iglesia la Solemnidad de la Santísima Trinidad, ofreciendo a los fieles la oportunidad de contemplar y meditar este maravilloso Misterio de Amor que trasciende toda inteligencia humana.
Como preparación para poder vivir con la máxima intensidad posible esta Solemnidad, os propongo mirar hoy al Padre Eterno, primera persona de la Trinidad Santa.
El Señor Jesucristo nos ilumina con máxima concreción cómo debe ser nuestro encuentro y relación con Él.
En el capítulo 6 de San Mateo nos da varias claves para nuestra relación con el Padre Dios; nos dice en el versículo 6: “Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará”.
Más adelante, a partir del versículo 9, nos enseñará a rezar al Padre con la oración más sencilla y más completa de las que pueda haber: el Padrenuestro.
Y así hará a lo largo del todo el evangelio, una revelación intensa y extensa del Padre Dios y de su relación con Él, que nos la transmite a nosotros: “Nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar” (Jn 11.27).
Como bien merece meditar la perícopa completa de Jn 11,25-27, aquí está: “En aquel momento tomó la palabra Jesús y dijo: Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”.
Hermoso texto y más preciosa la invitación implícita del Señor Jesucristo: “nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”.
Mientras contemplamos la figura del Padre Dios en el seno de la Santísima Trinidad y profundizamos en nuestra relación filial con Él, pidamos al Señor Jesucristo que nos dé a conocer al Padre.
Qué hermosa y fructífera es la relación personal e individual con cada una de las Personas de la Santísima Trinidad, hoy fijándonos en la relación con el Padre.
Y ya, reza al Padre Dios en favor de todas las necesidades de los Hermanos, aquí reunidos en torno a María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN. 
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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