Reflexión 7 de Diciembre

Buenos días.
Veamos hoy la virtud de la Templanza que se contrapone al pecado capital de la Gula, a la vez que sostiene a la persona en una actitud de moderación y sobriedad.
El Catecismo de la Iglesia Católica dice en el núm. 1838: “La Templanza modera la atracción hacia los placeres sensibles y procura la moderación en el uso de los bienes creados”.
La vida es como una senda que acaba en Dios, es un camino corto, pero que lo importante es que al llegar se nos abra la puerta y podamos entrar.
Dice el Señor Jesús que la puerta de la vida eterna es estrecha y que pocos llegan a atinar con esa puerta estrecha: “Entrad por la entrada estrecha; porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella; más ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida; y pocos son los que lo encuentran” (Mt 7,13-14).
El hombre, en cambio, tiende a ir por la senda ancha y cómoda; prefiere la puerta ancha porque con frecuencia se abalanza, sin medida sobre las cosas, sin regla, sin Templanza.
Los bienes de la tierra son objetivamente buenos como medios que han de ser queridos por el discípulo de Cristo, porque cuando no son “instrumentos”, “medios”, se convierten en tiranos y esclavizan.
Por ello, se nos pide una Templanza habitual, el hábito de estar desprendidos de las cosas que usamos, evitar la ansiedad desmedida, prescindir de lo superfluo, moderar la ambición y saber poner mortificación en lo necesario, que es garantía del recto uso.
La Templanza pone orden en el interior del hombre, es el hábito que pone por obra la realización del orden interior de la persona que defiende su propia auto-conservación, ya que por el pecado original hay una fuerte tendencia a ir en contra de la propia naturaleza.
Existe una tendencia a “amarse” a sí mismo más que AMAR a Dios, la Templanza nos defiende y guarda, nos protege de nosotros mismos porque se opone a toda perversión del orden interior, proporcionando a la persona caminar con firmeza desde la paz que procura.
Es una virtud muy interesante que merece la pena conocer bien y asumirla con verdadero interés y el esfuerzo que sea necesario.
También hoy los Hermanos necesitan que reces por sus necesidades, a María Inmaculada en la Víspera de su Solemnidad. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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