Reflexión 5 de Diciembre

Buenos días en el Día del Señor, II Domingo de Adviento.
Si siempre es importante y necesario escuchar la Palabra de Dios, en estas circunstancias actuales lo es fundamental para poder avanzar en el Amor de Dios.
Las lecturas que se proclaman en la Santa Misa rebosan de Esperanza, de Luz, incluso el evangelio de San Lucas en el comienzo de su capítulo 3, en el que Juan El Bautista hace una fuerte llamada, está también cargado de esa misma ternura que rebosa del Amor de Dios.
Dice así: “Vino la palabra de Dios sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: Voz del que grita en el desierto: Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; los valles serán rellenados, los montes y colinas serán rebajados; lo torcido será enderezado, lo escabroso será camino llano. Y toda carne verá la salvación de Dios”.
Y la oración con la que en este II Domingo de Adviento reza la Iglesia, que soy consciente que el año pasado ya la recogí, pedimos a Dios algo muy hermoso, que como vengo diciendo es igualmente muy luminoso para estos días de incertidumbre que vivimos, de lo que muchos quizás no llegan a ser del todo conscientes.
“Señor todopoderoso, rico en misericordia, cuando salimos animosos al encuentro de tu Hijo, no permitas que lo impidan los afanes de este mundo; guíanos hasta él con sabiduría divina para que podamos participar plenamente de su vida. Por nuestro Señor Jesucristo”.
Con la meditación de tan hermosos textos te dejo, no sin antes pedirte que reces hoy también, con gran fe y esperanza, por las intenciones y necesidades de todos los Hermanos que aquí nos encontramos en María, nuestra Madre y nuestra Guía. AMÉN.
Emilio Castrillón Hernández
MATER CHRISTI
Madrid – España
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